Su cabello, su bolso de mano, su perfil inmutable... son características inherentes a la reina Isabel II y reconocibles al instante por los británicos. Si bien nunca se consideraría una aficionada al marketing, la notable monarca ha creado una de las marcas personales más potentes, una que ha inspirado a artistas desde Andy Warhol hasta Lucian Freud, sin mencionar a diseñadores de moda y cineastas. El director Danny Boyle incluso la convirtió en la estrella de su ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de 2012, persuadiéndola para que hiciera una aparición deslumbrante junto al personaje de Bond, interpretado por Daniel Craig, que despertó en sus nietos una gran admiración: "¡Vamos abuela!".
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Su reinado excepcionalmente largo ha coincidido con el surgimiento de la cultura pop moderna. Así, cada generación sucesiva ve a la Reina a través del prisma de sus propias preocupaciones. Ahora que Su Majestad celebra 94 años el 21 de abril, recorremos este colorido legado cultural. El profesor Sir David Cannadine, presidente de la Galería Nacional de Retratos, describe a la Reina como "la mujer más retratada de la historia". Está en las monedas y billetes, y su perfil patricio es tan identificable que los sellos británicos son aparentemente los únicos en el mundo que no necesitan tener impreso el país de origen.
En su reinado de 68 años, Isabel II ha acumulado alrededor de 200 retratos, comenzando con el de Cecil Beaton, gloriosamente soñador, de la coronación en 1953. Sosteniendo el Cetro y el Orbe del Soberano incrustado de joyas con las Pulseras de Sinceridad y Sabiduría rodeando sus muñecas, la nueva Reina, que entonces tenía solo 25 años, combinó esplendor real con resplandor juvenil. Al toparse con el fotógrafo de la sociedad antes del gran día, en una gala en la embajada estadounidense, había confesado estar nerviosa. "Estoy muy contenta de que tomes las fotos. Pero para cuando termines, tendremos círculos hasta aquí ", dijo, señalando bolsas imaginarias debajo de sus ojos.
Ante el objetivo de Annie Leibovitz
Por supuesto, no tenía motivo de preocupación. Las imágenes infundieron esperanza y glamour a una nación que todavía se estaba recuperando de la guerra. Igual de encantadora resultó, muchos años después, cuando posó para Annie Leibovitz con sus nietos y bisnietos para celebrar su 90 cumpleaños. El tierno retrato reflejaba la importancia de la familia para la Reina y aludía al pase de la estafeta a una nueva generación cuando la pequeña nieta de la princesa Anne, Mia Tindall, agarró el famoso bolso. La fotógrafa estadounidense había captado por primera vez la imagen de la soberana británica en 2007, antes de su visita de Estado a la Casa Blanca durante la presidencia de George W. Bush.
Para la Reina ,la elección del fotógrafo nunca ha sido casual. Ella sabía muy bien que posar para Annie, quien también fotografió a Miley Cyrus y los Rolling Stones y tomó la última foto de John Lennon horas antes de su muerte, llamaría la atención sobre su viaje a Estados Unidos. Aunque rechazó la solicitud de la artista de tomarle fotos a caballo dentro de los Apartamentos de Estado, las imágenes siguen siendo las más sorprendentes que se hayan hecho.
Ella dio carta blanca a uno de los artistas más grandes de Reino Unido, Lucian Freud, cuando, a modo de regalo, se ofreció a pintar a la reina y la plasmó en el lienzo con una expresión severa. La obra, realizada en el estilo intenso y penetrante del artista, dividió a la prensa y a los críticos de arte. The Times la describió como "dolorosa, valiente, honesta, estoica y, sobre todo, de visión clara", pero el veredicto de Arthur Edwards, uno de los miembros más respetados del cuerpo de prensa real, fue: "Freud debería estar encerrado en la Torre por esto".
Alison Jackson utiliza modelos de gran parecido físico para crear escenas emulando a personajes famosos. Son tan realistas que te obligan a darte la vuelta para verlos de nuevo. En un retrato vemos a la Reina dirigiéndose al cajero automático con los corgis, en otro, cambiando el pañal al Príncipe George, en otro más la vemos bajo la secadora de pelo en el salón de belleza, vistiendo su atuendo real y acompañada por Camilla y Kate. "Uno convierte a las personas en objetos, lo cual es delicioso como espectador, porque entonces puedes fantasear", así explica Alison su trabajo. "Puedes proyectar tus propias fantasías en la obra".
La Reina del punk
Sus representaciones irónicas le deben mucho al programa de televisión satírico de títeres de 1980, Spitting Image, que mostraba a una matriarca real inusitadamente impaciente con sus súbditos, bostezando o incluso gritando mientras participaba en actos públicos. Esta tendencia menos reverencial comenzó con el iconoclasta punk Jamie Reid, quien la mostró con un alfiler de seguridad en el labio. Los Sex Pistols lo contrataron para realizar las imágenes para la portada de su single de 1977 God Save the Queen. Lo que era sumamente rebelde entonces, parece manso, incluso afectuoso ahora, una señal de cuán entrelazada está la monarquía con la imaginación popular británica. Casi cuatro décadas después, la portada de Sex Pistols se incluyó en una exposición del Jubileo de Diamante.
El trabajo de artistas como Jamie Reid y el pintor callejero Pegasus, quien representó a la Reina como una sensual modelo en tacones altos, sobre la puerta de un bar en Islington, dice más sobre nosotros que sobre ella. Este fue sin duda el significado de la exposición del Jubileo, que, dijo el curador Paul Moorhouse, exploró "cómo las imágenes cambiantes de la Reina actúan como una especie de lente a través de la cual ver los cambios en nuestra sociedad y los cambios en los valores artísticos".
La exhibición también presentó la escultura Medusa, de Hew Locke, en la que el metal, el plástico y los textiles se ensamblaron en el perfil de la Reina haciendo referencia a los libros de texto de su juventud en la Guyana anterior a la Independencia que llevaban su imagen; La ligereza del ser, de Chris Levine, que muestra a la monarca con los ojos cerrados en un momento de quietud, y La Reina, de Justin Mortimer, que decapitó a la soberana para que la cabeza flotara misteriosamente lejos de su cuerpo.
Su Majestad posó para Justin Mortimer en 1998, después de la muerte de la princesa Diana, como parte de un intento por proyectar una imagen más moderna. Así como ella trató de renovar su relación con los ciudadanos, el pueblo busca entender la monarquía como institución y las cargas que se le imponen como individuo. De ahí la gran cantidad de producciones como The Queen, una película sobre la semana de la muerte de Diana; The Audience, una obra de teatro que lleva a los espectadores dentro de sus reuniones semanales con los primeros ministros, y la exitosa serie de Netflix The Crown. Tal es su popularidad que el príncipe Guillermo bromeó sobre ello en los premios BAFTA: "Estoy alarmado por la cantidad de ganadores de la última década que han retratado a miembros de mi propia familia".
Todo un referente de estilo
Quizás el impacto más intrigante que ha tenido la soberana es en el mundo de la moda. Cada vez que veas un homenaje al estilo de la herencia británica, un desfile con modelos con bufandas de seda o glamour casual campestre, es probable que imagines a la Reina. Este fue el caso de la colección de otoño de 2008 de Dolce & Gabbana en la Semana de la Moda de Londres de 2018, a la que la soberana le dio un sello de aprobación al sentarse en la primera fila del espectáculo de Richard Quinn. Incluso la ropa masculina tuvo su influencia con el show de la marca MSGM 2017 en Milán.
"La Reina es una de las personas más peculiares del mundo", dice el director creativo de Gucci, Alessandro Michele. “Ella es muy inspiradora. Está claro que ama el color". Su rasgo característico de llevar vestimenta en poderosos colores sólidos ha sido asumido recientemente por Michelle Obama, Melania Trump, la duquesa de Cambridge e incluso en el guardarropa de despedida de Meghan podemos encontrar una explosión de color.
En sus años crepusculares, después de cumplir con su obligación de actuar como mecenas de los artistas e inspiración para la nación, la Reina está dispuesta a compartir su lado menos serio. Cuando la modista Angela Kelly sugirió una sesión de fotos más informal, Su Majestad estuvo de acuerdo y posó atrevidamente con las manos en sus bolsillos. Del mismo modo, cuando el príncipe Harry solicitó la ayuda de su abuela en un enfrentamiento en Twitter con los Obama antes de los Juegos Invictus, Isabel II no dudó en prestarse para responder con humor al desafío del presidente norteamericano. Harry, haciendo el gesto de tirar el micrófono al final lo dijo todo: la Reina conoce su poder como una figura de autoridad y de forma muy personal, también se divierte con su imagen.