Desde que se recrudeciese la crisis del coronavirus, los grandes eventos han ido cancelándose uno a uno como un goteo incesante. Normalmente, con la llegada de la primavera, la Monarquía británica iniciar una temporada repleta de grandes acontecimientos, que este año han resultado frustrados. El desfile Trooping the colour, para celebrar el cumpleaños de la Reina, que ya ha sido suspendido hasta nuevo aviso, la tradicional cita con la hípica de Royal Ascot, que podría celebrarse a puerta cerrada, y ahora, el siguiente en cancelarse ha sido el gran ceremonial de la Orden de la Jarretera, que cada año llena de pompa las calles de Windsor el lunes de la semana en la que se celebran las carreras de caballos de Ascot.
Se trata de la Orden más prestigiosa y antigua del Reino Unido, fundada por el rey Eduardo III el 23 de abril de 1348 como reconocimiento al valor y a la lealtad, inspirándose en los legendarios caballeros de la mesa redonda del rey Arturo. Cada año se celebra la ceremonia de investidura de nuevos caballeros y damas, en la que todos los miembros desfilan con la indumentaria tradicional compuesta de capas de terciopelo y armiño y sombreros de estilo Tudor con plumas de avestruz. El año pasado, una de los nuevas incorporaciones a la Nobilísima Orden de la Jarretera fue la del rey Felipe, que fue condecorado junto con Guillermo de Holanda.
Tras un ritual privado en el salón del trono del Castillo de Windsor en el que Isabel II invistió a los monarcas de España y Holanda como miembros del selecto grupo de caballeros extranjeros reconocidos por su contribución a la Corona británica y despues de un almuerzo al que también asistieron sus esposas, doña Letizia y la reina Máxima, llegó el momento de salir en procesión en el desfile más distinguido y colorido del país. Los coreografiados pasos de los militares, los carruajes en los que se trasladan los miembros de la Familia Real y los nuevos caballeros y damas ataviados con las llamativas prendas tradicionales hacen que el espectáculo traslade al espectador a la Inglaterra medieval en la que se forjó esta Orden, más antigua que la española del Toisón de Oro.
Así es el gran ceremonial de la Orden de la Jarretera
Sin embargo, en esta ocasión las calles de Windsor tendrán que esperar para volver a acoger este despliegue de historia y tradición. El castillo de Windsor seguirá una temporada más únicamente como refugio de Isabel II y el duque de Edimburgo, donde se trasladaron hace tres semanas para pasar el confinamiento. Desde allí, pronunciaba el pasado domingo un histórico discurso para insuflar ánimo y esperanza a la población en las que eran sus primeras palabras con motivo de la pandemia global. "Espero que en los años venideros todos os sintáis orgullosos de cómo respondisteis a este desafío. Y los que vengan después de nosotros dirán que los británicos de esta generación fueron muy fuertes", declaró la Monarca en su mensaje a la nación.