Con el príncipe Harry en Canadá, a los duques de Sussex les toca ahora comenzar a escribir el nuevo capítulo de su vida, tras el acuerdo alcanzado con la Reina por el que se les permite dar un paso atrás como miembros de primer nivel de la Familia Real, poder se financieramente independientes y vivir a caballo entre Reino Unido y norteamérica. El Duque se ha reencontrado con Meghan y su hijo Archie en Vancouver, la ciudad en la que se refugiaron durante sus seis semanas de retiro mediático. Con las aguas más calmadas y con su situación definida, ahora les toca buscar un hogar en Canadá en el que poder criar a su pequeño.
La pareja real habría echado el ojo al barrio de Kitsilano, un exclusiva zona residencial de Vancouver, muy cotizada por los jóvenes triunfadores de la ciudad. Allí, los Sussex habrían encontrado una espectacular mansión centenaria frente al mar valorada en casi 25 millones de euros compuesta por seis habitaciones y cinco baños distribuidos en cuatro plantas con ventanas panorámicas. Además, la privacidad de la familia del príncipe Harry estaría garantizada por puertas, setos y grandes muros, según publica The Sun.
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Además de la elevada posición de sus posibles vecinos, los Sussex podrían disfrutar de un ambiente muy relajado, cerca de la playa y donde su intimidad sería respetada. El precio del inmueble podría abaratarse ya que en los últimos dos años el valor de las viviendas de lujo en el país ha bajado un 16%, según apunta el periódico británico. De materializarse, Harry y Meghan podrían coincidir en sus paseos por el barrio con Chip Wilson, el multimillonario fundador canadiense de la marca de yoga Lululemon, una de las favoritas de la Duquesa para practicar esta disciplina y pilates.
En un futuro más bien cercano, los Duques tendrán que hacer fuertes desembolsos económicos. Además de la vivienda que adquieran o alquilen en Canadá, tendrán que pagar la reforma de Frogmore Cottage, su casa en el Reino Unido cuya reforma ascendió a 2,6 millones de euros. Según el acuerdo que regula su nuevo estatus, la Reina les deja seguir usando esta propiedad de Windsor, a cambio de que abonen el coste de la rehabilitación, que corrió a cargo del erario público.
La semana pasada se supo que el personal de Frogmore Cottage estaba siendo reestructurado. De momento, dos empleados fijos y un trabajador de la limpieza están realizando otras tareas dentro de la propiedad y a algunos cocineros, sirvientes y lacayos se les ha notificado que sus servicios ya no son necesarios en la vivienda, según informaciones del Daily Mail. Estos movimientos podrían vaticinar que pasarán mucho tiempo del año en Canadá o incluso, en el caso de la Duquesa y su hijo que no vuelvan a pasar largos periodos en Inglaterra.
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