En los últimos días, Buckingham se ha convertido en un hervidero de tensiones y de información. La decisión de los duques de Sussex de independizarse de la Familia Real británica y modificar sus roles dentro del organigrama real ha traído consigo una serie de consecuencias que este lunes se dirimían en una habitación de Sandringham. La reina Isabel II de Inglaterra, su hijo Carlos y los dos hijos de este, el duque de Cambridge y el príncipe Harry, se reunían para tratar de encontrar una solución viable al deseo de los duques. Pero mientras esa opción llega y las conversaciones se suceden, el hijo pequeño del príncipe de Gales no puede evitar sentirse apenado porque, al contrario de lo que piensa su mujer, Meghan Markle, a él no le gustaría desvincularse por completo de su familia.
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Tal y como recoge The Times, el duque de Sussex está desconsolado ante la división que se le plantea: por un lado están los deseos de su esposa y por otro las directrices de su abuela y del resto de los Windsor. Las presiones son un hecho y las tensiones, palpables. "Ella -Meghan Markle- quiere distanciarse. Cree que esto no funciona con ella. Él tiene que elegir. Es muy triste. Quiere a la Reina. Quiere a este país. Adora todo lo que tiene que ver con sus gustos militares. Creo que verdaderamente le partirá el corazón irse. No creo que eso sea lo que quiere", asegura una fuente al citado medio.
Mientras la Familia Real trataba de llegar a un acuerdo en Sandringham acerca de, entre otras cosas, los futuros roles de la pareja, la duquesa de Sussex permanece en Canadá con el pequeño Archie, el hijo que tiene en común con el príncipe Harry. Al parecer, Meghan se habría unido vía telefónica a la reunión de urgencia que ha mantenido su marido con la Reina de Inglaterra y con los herederos de esta: el duque de Cambridge y el príncipe Carlos, es decir, el núcleo central de la familia. Por cierto que este último se incorporó a las conversaciones nada más llegar de Omán, donde acudió a despedir al sultán Qabús Bin Said, que falleció en la madrugada del viernes a los 79 años de edad.
Durante la cumbre se han tratado diferentes aspectos de un contrato que va a poder regularizar la nueva situación del matrimonio. Entre esas cuestiones se encuentran las incompatibilidades de su nueva vida, el futuro del título de duques de Sussex y su tratamiento de Altezas Reales, si seguirán recibiendo dinero de la Corona, la forma en que pagarán sus impuestos, el contenido real de su independencia financiera, si continuarán viviendo en su residencia de Frogmore Cottage o los aspectos relativos a su seguridad. Por lo pronto, Justin Trudeau, primer ministro canadiense, ya ha manifestado su intención de que el Gobierno sufrague la mitad de los gastos que conlleva garantizar la protección de los duques.
Horas antes de la negociación del conocido como 'Megxit', el duque de Cambridge y el de Sussex hacían público su primer comunicado conjunto desde que estallara la crisis. Los dos hermanos negaban que la relación entre ambos fuera mala y desmentían que el motivo del distanciamiento de Harry y Meghan se debiera a la "actitud de intimidación" del príncipe Guillermo. Lo que sí parece ser un hecho es la profunda tristeza que en los últimos tiempos siente el hijo mayor de Carlos de Inglaterra. Este domingo, el citado rotativo británico desvelaba, citando a una fuente, que el duque de Cambridge había "abrazado a mi hermano toda la vida y ya no puedo hacerlo más. Somos dos entidades separadas". Una dolorosa declaración que no impedía, sin embargo, que siempre estuvieran ahí para apoyarse, aunque se encontraran en caminos distintos.
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