Isabel II de Inglaterra, ¿abdicación a los 95 años?

El papel del príncipe Carlos en la decisión del duque de York es, para algunos medios británicos, señal inequívoca de que en Buckingham se avecinarían cambios

por hola.com

El duque de Edimburgo tenía 95 años cuando, a través de un comunicado emitido por el Palacio de Buckingham, anunció su retirada de la vida pública. Fue en 2017 y la decisión suponía que, desde ese momento, el príncipe Felipe dejaría de atender compromisos oficiales. Prácticamente dos años después podría darse una situación similar, aunque en este caso con la reina Isabel II como protagonista. Y es que, según apuntan varios medios de comunicación británicos, la soberana podría estar planeando su retiro. No sería, en todo caso, una abdicación como tal, sino una suerte de traspaso de poder en la persona de su hijo Carlos, príncipe de Gales.

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La decisión se haría efectiva cuando la monarca cumpla 95 años, los mismos que tenía su marido cuando se retiró de la vida pública. Ese momento llegaría previsiblemente dentro de 18 meses -los que faltan para el cumpleaños de la Reina-. Al parecer, este trascendental movimiento en el seno de la Casa Real británica habría venido propiciado por los últimos acontecimientos ocurridos con el duque de York a raíz de su implicación en el caso Epstein, una de cuyas consecuencias fue que el príncipe Andrés dejara sus obligaciones institucionales, anuncio que se difundió hace exactamente una semana. "Le he pedido a Su Majestad poder alejarme en el futuro de los deberes públicos y ella me ha dado su permiso", rezaba el comunicado oficial de la Casa Real británica.

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En este trance, Isabel II de Inglaterra ha sido sin duda el mayor apoyo personal del duque de York y, aunque hace unos días decidió cancelar la fiesta por el 60º cumpleaños de su hijo, no es ella quien parece estar tomando las riendas a fin de salvaguardar y proteger a toda costa a la Corona. Este trascendental y relevante papel, según varios medios del país, lo está asumiendo el propio príncipe de Gales. Nada más regresar de su viaje oficial a Nueva Zelanda -tour que ha durado 9 días en el que ha estado acompañado por su esposa, la duquesa de Cornualles-, Carlos de Inglaterra se ha puesto manos a la obra para hacer frente a la crisis del duque de York y afrontar este asunto, uno de los que más titulares ha copado en Reino Unido en las últimas semanas.

Según estos mismos medios, el heredero se ha mostrado implacable a la hora de considerar que su hermano no debe volver, bajo ningún concepto, a la vida pública. Fue él quien convenció a su madre de la importancia y la necesidad de aparcar al príncipe Andrés de las labores de representación de la Casa Real, dado que temía que su presencia perjudicase a la Monarquía. Además, Carlos de Inglaterra también tenía previsto mantener una reunión con el duque nada más volver de su visita oficial a Nueva Zelanda y tratar así el tema en persona.

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No es de extrañar que la progresiva transición esté ya en marcha, tal y como avanza cierto sector de la prensa británica, dado que en los últimos tiempos la soberana ha reducido levemente sus compromisos públicos, mientras que su hijo está asumiendo cada vez un rol más importante en ellos. Así ocurrió durante los actos con motivo del Día del Armisticio. Y así sucederá el año próximo en Ruanda, donde el príncipe de Gales tiene previsto viajar para asistir a la reunión de jefes de Gobierno. Eso sí, lo que parece haber sido decisivo para convertirse en príncipe regente -Isabel II seguirá siendo reina mientras viva- ha sido la gestión y el manejo de la crisis del duque de York.

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