El príncipe Andrés vive uno de los momentos más difíciles de su vida y ha encontrado apoyo, nada más y nada menos que en su madre, la Reina. Isabel II y el duque de York han sido vistos dando un paseo a caballo cerca del Castillo de Windsor. Es la primera vez que madre e hijo aparecen juntos después de que el exmarido de Sarah Ferguson anunciase este miércoles su decisión de retirarse de la vida pública tras la polémica generada a raíz de una entrevista que dio en televisión donde hablaba de su vinculación con el caso Epstein.
Junto a ellos, que montaban dos caballos negros bajo la lluvia, les acompañaban dos personas más. La Reina, a la que casi no se le ve la cara, lleva un abrigo azul marinoy tiene la cabeza tapada con lo que parece una sudadera con capucha. Estas instantáneas se han producido tan solo 48 después de la dimisión del Príncipe y suponen una imagen de extraordinaria unidad en una de las crisis más importantes de la Corona inglesa de los últimos tiempos. Es relativamente frecuente ver al exmarido de Sarah Ferguson montar a caballo con la Reina.
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Los planes iniciales del duque de York para este fin de semana distaban mucho de dar paseos con su madre por Windsor. El padre de las princesas Beatriz y Eugenia tenía previsto viajar a Bahrein para acudir a un acto de su plataforma Pitch@Palace, que une a emprendedores con potenciales inversores. Sin embargo, la presión que ha sufrido desde que anunció su dimisión, le ha obligado a cancelar este viaje.
Este miércoles por la tarde, Andrés de Inglaterra sorprendía con un comunicado en el que informaba que abandonaba sus deberes institucionales como miembro de la Familia Real británica por su vinculación con el caso Jeffrey Epstein. “En los últimos días me ha quedado claro que las circunstancias relacionadas con mi asociación anterior con Jeffrey Epstein han causado importantes problemas en el trabajo de mi familia y en el valioso trabajo que se lleva a cabo en las muchas fundaciones y organizaciones benéficas que estoy orgulloso de apoyar. Por lo tanto, le he pedido a Su Majestad poder alejarme de los deberes públicos y ella me ha dado su permiso”, comenzaba su comunicado.
El exmarido de Sarah Ferguson tomó esta decisión después de las repercusiones que tuvo la entrevista que concedió a la BBC, el 16 de noviembre, y en la que abordó sin tapujos todas las cuestiones relativas a su polémica relación con el millonario fallecido, acusado de tráfico sexual. Muchas de las entidades y empresas que patrocinaban las causas en las que estaba implicado el Príncipe le retiraron su apoyo a raíz de su polémica intervención en televisión. Al día siguiente, el Palacio de Buckingham era testigo de una reunión de crisis, en la que participó Sarah Ferguson, y en la que se le obligó a despedir a Amanda Thirsk, su secretaria privada, por aconsejarle que diera la entrevista que le ha acarreado tantos problemas.