Frogmore Cottage, la nueva residencia de los duques de Sussex, a la que se mudaron a principios de abril, ha sido completamente renovada para acoger al príncipe Harry, su esposa, Meghan Markle. y el hijo de la pareja, Archie. La reforma ha costado 2,4 millones de libras (2,6 millones de euros) y ha sido sufragada con fondos públicos, según ha revelado un responsable de los gastos de la monarquía británica.
La residencia campestre, muy cercana al Castillo de Windsor, ha sido objeto de una exhaustiva reforma que ha durado alrededor de seis meses para convertir cinco espacios en una única vivienda para los duques y su bebé. Esta casa es la segunda residencia de los duques de Sussex, que anteriormetne residían en Nottingham Cottage. Frogmore Cottage cuenta con una lujosa cocina, y varios baños no menos lujosos tras la reforma e incluye, entre otras curiosidades, una sala para que la duquesa practique yoga, disciplina a la que es muy aficionada. Se ha sustituido la madera de suelos y techos, y se ha modernizado el sistema de calefacción y el cableado eléctrico.
La nueva residencia de los duques de Sussex es un edificio del siglo XIX, en el que, según ha explicado Michael Stevens, responsable de las cuentas de la monarquía, "no se habían llevado a cabo reformas durante algunos años y ya había sido seleccionada para ser renovada" con el objetivo de "mantener la condición de palacio real estatal ocupado". La casa está un un recinto propiedad de la monarca británica, donde también se encuentra Frogmore House, la casa palaciega en la que Harry y Meghan celebraron la fiesta tras su boda y el posado oficial en los jardines tras su compromiso.
Frogmore Cottage fue un regalo de la abuela de Enrique, Isabel II, a la pareja. Precisamente allí fue donde la pareja celebró la recepción posterior a su boda, el 19 de mayo de 2018. Una vez rehabilitado, el edificio se ha convertido en el nuevo hogar de los duques de Sussex y su familia, aunque aún quedan algunas obras por completar, como pintar el exterior del edificio.