La curiosa leyenda que encierra el lema de la Orden de la Jarretera
‘Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal’, reza su emblema
La Nobilísima Orden de la Jarretera es la más antigua del Reino Unido, tanto, que es inevitable que en los escritos sobre su origen se entremezcle historia y leyenda en un fascinante ovillo de intrigas medievales. Las certezas que existen se asientan sobre su fundación un 23 de abril de 1348, siendo San Jorge su patrón y el lema que reza en su insignia: “Honi soit qui mal y pensé” (Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal). Una enigmática frase que esconde una leyenda muy peculiar y palaciega detrás.
Los primeros escritos sobre la orden se encuentran en la novela caballeresca española Tirante el Blanco, del valenciano Joan Martorell, que data de 1490 y donde ya deja constancia del gran prestigio de esta distinción creada por Eduardo III a pesar de hacer alusión en su nombre a un objeto en apariencia tan banal como una jarretera, que es una liga sujeta por una hebilla. Según la leyenda, durante una fiesta en el palacio de Altham, el Rey bailaba con Juana de Kent, la que sería la primera princesa de Gales, cuando se le cayó una liga azul a la mujer. Para evitar los comentarios y la vergüenza de su acompañante, Eduardo III la recogió, se la anudó en su propia pierna y exclamó: “Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal”, convirtiéndose así en el lema que lucen sus insignias e inspirándose en el objeto en cuestión para nombrarla.
El halo de romanticismo que envuelve a esta teoría no convence a muchos que consideran que se trata de un origen muy frívolo para una Orden que se considera concebida como un movimiento en servicio de la Corona inglesa durante la Guerra de los Cien años para exhibir músculo ante Francia, su enemigo número uno. Por esta misma razón, hay quien apunta directamente al país galo como el autor de la leyenda de la liga de Juana de Kent con el objetivo de desprestigiar a la Orden.
Los que creen que su origen es más épico y menos novelesco, aseguran que Eduardo III la creó a imagen y semejanza de la mesa redonda del mítico rey Arturo en la que se rodeaba de sus mejores caballeros para discutir asuntos cruciales para la seguridad del Reino. Dicen que al fundador de la Orden de la Jarretera le gustaba hacer torneos de justas en los que los combatientes se batían por sentarse con él en la mesa y debatir cómo vencer al enemigo.
A juzgar por sus insignias, ambas teorías podrían ser válidas. Los símbolos de la Orden incluyen un collar del que cuelga la imagen de San Jorge matando al dragón, que según las normas no puede llevar piedras preciosas, una placa con forma estrellada, un manto de terciopelo, un sombrero estilo Tudor, y la famosa liga o jarretera, representada por una correa de hebilla hecha de terciopelo azul, con el lema de la Orden inscrito en oro. Durante la fastuosa ceremonia, y siguiendo el ejemplo de Eduardo III, los caballeros deben llevar la correa sujeta alrededor de la pantorrilla izquierda, mientras que las damas se la colocan alrededor del brazo izquierdo.
El próximo 17 de junio el rey Felipe VI tendrá que lucir la ornamentada indumentaria de los caballeros reales para recibir este alto honor de manos de Isabel II. Lo hará en presencia de doña Letizia y junto a Guillermo de Holanda, que también será investido caballero. El lunes el castillo de Windsor además de es escenario de una de las ceremonias más pomposas de la monarquía británica, albergará toda una cumbre de la Realeza al unir por un día a tres de las casas reales más importantes de Europa.
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