El próximo 17 de junio la Reina Isabel II investirá a Felipe VI caballero de la Nobilísima Orden de la Jarretera, ingresando oficialmente en la orden más antigua y de más alto nivel del Reino Unido, que honra a quienes han contribuido o prestado servicio público al país y a la monarquía. Además de don Felipe, recibirá el próximo lunes la misma distinción el Rey Guillermo de Holanda, reuniendo a tres de las principales casas reales europeas en uno de los eventos con más pompa e historia de la Realeza británica.
La Orden de la Jarretera, the Orden of the Garter en inglés, fue fundada por el rey Eduardo III el 23 de abril de 1348 como reconocimiento al valor y a la lealtad, inspirándose en los legendarios caballeros de la mesa redonda del rey Arturo. Isabel II es la soberana y de ella dependen los nombramientos de nuevos caballeros o damas, en contra de lo que sucede con otras órdenes en las que son propuestos por el primer ministro. Fue Jorge VI, en 1946, el que decidió dejar al poder político totalmente al margen, de forma que sea el Monarca el que conceda personalmente esta altísima distinción, reservada solo a aquellos que hayan prestado “servicios excepcionales”.
La monarca y el príncipe de Gales son miembros permanentes junto a 24 hombres y mujeres a los que se les denomina compañeros caballeros y señoras compañeras. Además, forman parte de la Orden los llamados miembros supernumerarios o extras, conocidos como caballeros y damas reales, que incluye a ocho miembros de la Familia Windsor, entre los que se encuentra el duque de Edimburgo, el de Cambridge o la princesa Ana. Por último, también son miembros ocho caballeros y damas extranjeras a los que se une Felipe VI.
Con el ingreso del Rey, la cuota española ya es la más amplia entre los caballeros y damas extranjeros, ya que su padre, don Juan Carlos, ya fue investido en 1988. Además de con Guillermo de Holanda, comparten esta distinción con Margarita de Dinamarca, Carlos Gustavo de Suecia, Beatriz de Holanda, Akihito de Japón y Harald de Noruega.
En su origen, la Orden estaba formada por el Rey y el príncipe de Gales, que elegían a 12 compañeros cada uno. Posteriormente, Jorge III introdujo el título de caballero real para poder incluir a siete de sus nueve hijos y en 1813 con la admisión del emperador Alejandro I de Rusia se abrió el abanico a los supernumerarios extranjeros para reconocer el servicio a la Corona de Monarcas de otros países.
Sin embargo, la membresía solo es vitalicia para el Monarca y el Príncipe de Gales. Así, durante la I Guerra Mundial se revocó este título a los reyes de naciones enemigas como Guillermo II de Alemania y el emperador Francisco José I de Austria. En el caso de Hirohito de Japón, a quien también se le retiró la distinción tras la entrada de su país en la II Guerra Mundial, Isabel II se la restableció en señal de amistad en 1971. Otras razones para expulsar a los miembros de la Orden, no solamente extranjeros, son la herejía, la traición o la cobardía, e incluso, en el siglo XVI, dos caballeros fueron ejecutados.
Poco después de su fundación, se aceptó el ingreso de mujeres como señoras de la Orden, en lugar de llevar el título de compañeras como ahora. Sin embargo, la participación femenina fue objeto de controversia a lo largo de los siglos. En 1488, Enrique VII decidió excluir completamente a las mujeres, exceptuando a la soberana en el caso de que hubiese una Reina. A comienzos del siglo XX, Eduardo VII volvió a abrir la Orden a la presencia femenina al nombrar dama a su esposa Alejandra. No fue hasta 1987 cuando Isabel II decidió, además, que las damas serían compañeras igual que los caballeros, excepto las damas reales y extranjeras que nunca recibieron ese título.
Don Felipe se unirá el lunes a tan exclusivo club, dos años después de que la Reina le concediera la distinción en una visita de Estado que hizo con doña Letizia al Reino Unido y que ya lució en una cena de gala en el Palacio de Buckingham. Sin embargo, el año pasado cuando tuvo lugar la espectacular ceremonia de la Orden de la Jarretera, el Monarca se encontraba de viaje en Estados Unidos, por lo que se vio obligado a posponer la investidura.