Su presencia no estaba confirmada, pero el príncipe Harry no ha querido perderse el gran día de Lady Gabriella Windsor y Thomas Kingston. El Duque de Sussex ha sido, sin duda, uno de los invitados que más expectación ha provocado en la boda de la hija del príncipe Michael de Kent. Como se había especulado, ha llegado en solitario a la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, sin su mujer, Meghan Markle, ni su bebé recién nacido, el pequeño Archie Harrison Mountbatten-Windsor, que vino al mundo el pasado 6 de mayo. Muy elegante y sin poder borrar la sonrisa, el recién estrenado papá ha llegado a la ceremonia acompañado de sus tíos, el príncipe Eduardo y la princesa Ana de Inglaterra, que ha acudido acompañada de su marido, Timothy Lawrence; además de la actriz Sophie Winkleman, Lady Frederick, esposa del hermano de la novia, Lord Frederick Windsor.
Precisamente será mañana, 19 de mayo, cuando Harry y Meghan celebren una fecha muy especial para ellos: su primer aniversario de boda. La pareja se dio el ‘sí, quiero’ también en la Capilla de San Jorge y celebraron la recepción posterior (ofrecida por el padre del novio, Carlos de Inglaterra) en Frogmore House, una casa de campo inglesa del siglo XVII que se encuentra a poco más de 500 metros al sur del Castillo de Windsor. Este histórico edificio volverá a vestirse con sus mejores galas para el banquete de Lady Gabriella Windsor y Thomas Kingston, aunque parece que los Duques de Sussex habrían puesto una condición al respecto muy importante.
Según ha publicado la prensa británica, Harry y Meghan no quieren que la fiesta se alargue mucho. ¿El motivo? Que la celebración tendrá lugar muy cerca de su casa, Frogmore Cottage, por lo que el pequeño podría despertarse y se vería alterada su rutina diaria, algo que los recién estrenados papás quieren evitar. Por eso, los novios lo han organizado todo por la tarde y está previsto que terminen de brindar con sus invitados antes de que caiga la noche.