Sarah Ferguson habla de cómo logró superarse a sí misma y dejó atrás las críticas

Sarah Ferguson concedió el pasado fin de semana una entrevista a Viva la Vida, el programa presentado por Emma García, en el que ha abierto su corazón hablando de los peores momentos de su pasado y cómo los hizo frente. Aprovechando su vuelta de Sierra Leona, la duquesa de York ha explicado que se encuentra inmersa en un proyecto solidario que mucho tiene que ver con su pasado. Además, Ferguson ha explicado que está luchando junto al nutricionista Gianluca Mech para concienciar sobre la obesidad, un tema que a ella le toca la fibra. Y es que, tal y como explicaba en la entrevista, ella ha tenido problemas de peso y no solo tuvo que lidiar con eso, sino que también tuvo que hacer frente a las burlas por su forma física. 

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"Yo siempre he tenido un problema de peso (...) Cuando una persona está triste y está desanimada, come. Yo lo hice, hice eso durante muchos años (...) yo era una comedora emocional. Cuando la vida era difícil, y lo sigue siendo, intentas comer como una forma de compensar los sentimientos", explicaba Sarah Ferguson, que ha confesado que tuvo que mantener la cabeza alta mientras le llamaban duquesa de 'Pork' (duquesa de cerdo), utlizando un juego de palabras para reírse de su problema de salud.

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¿Cómo logró superarse a sí misma y dejar atrás los comentarios malintencionados? Sarah Ferguson reconoce que aunque le costó, fue posible gracias a su fortaleza y la buena gente que le rodea: "Soy pelirroja, soy una persona muy fuerte, pero también soy una persona muy frágil. Soy muy real, puedo entender la humillación. En 32 años de vida pública los periodistas me han alienado completamente, pero aquí estoy. Soy fuerte, tengo muchos amigos".  "El daño que me hicieron me causó tantos problemas... No quiero que la gente pase por lo mismo. La obesidad es un problema importante, es la primera causa de muerte en la actualidad, sobre todo en Reino Unido", contaba con el gesto serio Sarah Ferguson. Por eso ahora viaja por el mundo pidiendo soluciones y concienciando a la población, como explicaba en la entrevista.

Así, la madre de la princesa Eugenia continúa con su labor filántropa y recientemente ha vuelto de Sierra Leona, en África, donde se ha dedicado a desarrollar un proyecto solidario dirigido a los más pequeños. "Estuve allí suficiente tiempo como para ver las necesidades de los niños", explicaba en la entrevista. Su función allí ha consistido en ver la dura realidad que viven los niños en el país, y planear la construcción de escuelas. "Les dijimos que vamos a construir mil escuelas en cinco años, relamente es muy necesario", reconocía antes de contar la que probablemente haya sido una de las experiencias que más le ha marcado en su viaje. Fue con un pequeño que, con gesto humillado, según explicaba, le aseguró que iba a ser abogado, ir a la escuela y hacerlo todo bien, ante lo que ella solo pudo asegurarle que ellos le ayudarían.

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Sarah Ferguson ha aprovechado todo lo malo que ocurrió en su pasado para evolucionar y convertirse en una persona entregada a los demás. Con su ejemplo demuestra que todo es posible, y hay que intentarlo porque es importante para la salud. A ella le costó y ahora se ha convertido en un ejemplo para los demás. "Poco a poco empecé a entender lo que hacía con mi vida. Me estaba haciendo daño, es como si estuviera perdida", concluye.

En la entrevista también habló de Diana de Gales, a la que considera "una mejor amiga, una hermana", y revelaba que "la echo de menos todos los días". Precisamente poniendo como ejemplo la supuesta rivalidad que muchos medios insistían que había entre ellas dos, Sarah Ferguson se sumó en febrero a la campaña viral #HelloToKidness puesta en marcha por la revista Hello! y a la que también se ha sumado ¡HOLA! para poner freno a lenguaje abusivo, amenazante, racista o sexista en Internet. Ya sea por su aspecto físico o por la obsesión por enfrentarla con Lady Di, la duquesa de York tiene motivos más que de sobra para, con su ejemplo, convertirse en una abanderada del respeto y la tolerancia.