Viajar con un traje negro, volar por separado... las estrictas reglas de la Familia Real británica
No solo de privilegios viven los Windsor, también tienen que seguir rigurosamente una serie de pautas, algunas de ellas de lo más curiosas y otras, en cambio, algo incómodas
Son contadas las ocasiones en las que un miembro de la Familia Real británica se ha dejado retratar en una fotografía o ha firmado un autógrafo a un ciudadano ávido por tener plasmado sobre el papel la rúbrica real. Estas cuestiones no responden a ninguna manía propia de los Windsor, sino que forman parte del decálogo con el que han de cumplir de manera rigurosa, dado el importante papel institucional que tienen como representantes de la monarquía. Por ejemplo, no es habitual que realicen demostraciones públicas de afecto (PDA). No suelen darse la mano en público o un beso. En su lugar, se muestran como auténticos profesionales, sobre todo en aquellos contextos más formales alejados de los eventos deportivos o familiares.
Permiso para contraer matrimonio
Los miembros de la Familia Real británica que ocupan los primeros puestos de la línea de sucesión de la corona necesitan del permiso de la reina Isabel II de Inglaterra para dar el 'sí, quiero', tal y como se describe en la Ley de matrimonios reales de 1772. Tras obtener la bendición de la Soberana, suele hacerse público el anuncio oficial y, en ocasiones, también se convoca a los medios de comunicación, como fue el caso de los duques de Cambridge o de los de Sussex.
Reunión navideña en Sandringham
La familia se reúne cada año por estas fechas en la residencia de Isabel II. También se unen al grupo las parejas que están comprometidas o casadas. El año pasado, por ejemplo, fue la primera Navidad en la que estuvo presente Meghan Markle. En Sandringham, la Monarca ofrece un almuerzo íntimo y, posteriormente, se deja acompañar de sus seres queridos para asistir a la iglesia el día de Navidad.
No pueden volar juntos
Tradicionalmente, los herederos no comparten vuelos a fin de que la sucesión real esté asegurada. Eso sí, existe la posibilidad de hacerlo siempre y cuando se cuente con el permiso de la Reina, que es quien tiene la última palabra sobre esta cuestión. Así ha ocurrido, por ejemplo, con el duque de Cambridge y su hijo George, que viajaron juntos a Canadá y a Australia, entre otros destinos, y con el duque de Cambridge y su padre, Carlos de Inglaterra, durante algunas de las giras que protagonizaron hace ya unos cuantos años.
Nada de 'selfies'
No es nada frecuente que los miembros de la Familia Real británica posen con los ciudadanos en fotografías. Suelen declinar amablemente el ofrecimiento de tomarse un selfie. A la reina Isabel II, incluso, le parece de mala educación que los ciudadanos se dediquen a mirar a la pantalla de un dispositivo en vez de mantener el contacto visual cuando ella protagoniza un acto oficial o realiza una aparición pública, y que es algo que le resulta "desconcertante y extraño".
Autógrafos, tampoco
En ocasiones, los Windsor plasman sus firmas sobre un libro de visitas durante un acto oficial, pero rara vez firman autógrafos para los ciudadanos, dado que no les está permitido. Esto responde a un motivo razonado y de peso: el objetivo es evitar que su rúbrica pueda ser falsificada. Antes de convertirse en duquesa de Sussex, Meghan Markle se saltó las normas al posar para un selfie y también firmar una dedicatoria -aunque no llegó a estampar su rúbrica-.
Viajar con ropa negra
El protocolo real dicta que los miembros de la Familia Real británica deben llevar siempre una prenda negra cuando realicen un viaje oficial al extranjero. Esto es así por si alguien fallece durante la gira y hay que vestir de ese color, puesto que por regla general todos los Windsor han de lucir ese tono ante una situación de luto. Así ocurrió, por ejemplo, cuando falleció el padre de Diana de Gales mientras ella y su entonces marido, Carlos de Inglaterra, se encontraban esquiando en los Alpes. O cuando murió el rey Jorge VI, progenitor de Isabel II, mientras esta realizaba un safari en Kenia. En aquel momento, y debido a que la Reina no tenía traje de duelo listo, hubo que esperar a que llegara un atuendo apropiado para poder realizar las fotografías pertinentes.
No expresan sus opiniones políticas en público ni votan
Aunque por ley tendría derecho a votar y a participar en las elecciones, se considera institucional que un Monarca acuda a las urnas, tal y como se recoge en la página web del Parlamento británico. La información se completa con lo que se desglosa en el propio site de la Familia Real. Así, se espera que Isabel II "permanezca estrictamente neutral con respecto a los asuntos políticos, no puede votar ni presentarse a las elecciones". De ahí que hasta el momento no se haya escuchado a la Reina ni a su familia hablar sobre su ideología en público ni tampoco, obviamente, ejercer un cargo político con el que usar su influencia en beneficio propio.
Reverencia y forma de sentarse
Al saludar a la Soberana, los hombres de la Familia Real deben inclinar la cabeza levemente ante ella, mientras que las mujeres realizan una reverencia sutil. A la hora de sentarse, está mal visto que se crucen las piernas. Estas han de mantenerse juntas. Como mucho, pueden entrelazarse los tobillos e inclinar las piernas hacia un lado, lo que estiliza la figura, tal y como hacía Diana de Gales y como en la actualidad hacen sus nueras, las duquesas de Cambridge y de Sussex. Por otro lado, y aunque es poco frecuente que los Windsor tomen el té en público, cuando lo hacen han de sujetar el asa de la taza con los dedos pulgar e índice y no tomar siempre los sorbos por el mismo lugar de la taza, para evitar manchas del pintalabios. Huelga decir que durante este gesto, el dedo meñique no debe sobresalir.