El motivo por el que nos encanta esta fotografía de Isabel II

La reina de Inglaterra se ha dejado ver este jueves por la tarde en la estación de tren de King's Lynn en Norfolk, ataviada con un abrigo color camel, un pañuelo en la cabeza y su inseparable bolso de mano

por hola.com

Cada año por estas fechas, la reina Isabel II de Inglaterra hace las maletas y pone rumbo a Sandringham, la residencia que la Familia Real británica posee en Norfolk. La soberana es una mujer de tradiciones y siempre recorre en tren los 180 kilómetros que separan al Palacio de Buckingham, en Londres, de su destino estival. Fiel a su cita, este jueves la monarca ha vuelto a dejarse ver a su llegada a la estación de King's Lynn, en Norfolk protagonizando así una icónica y entrañable imagen que ha conquistado a gran parte de los ciudadanos y se ha convertido, al igual que su trayecto en tren, en toda una tradición que marca el inicio oficial de las vacaciones navideñas.

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Se trata de una fotografía que se repite cada año, que muestra a una soberana en un medio de transporte tan popular como es el tren y que nos desvela a una mujer de 92 años que sabe cumplir con las tradiciones a rajatabla, con las que da el pistoletazo de salida a estas fechas tan señaladas. Por eso nos encantan las entrañables imágenes que vemos cada año en la misma estación de tren, la de King's Lynn. Así, la reina Isabel II siempre se desplaza a este lugar siempre el día después del almuerzo de Navidad que se celebra en el Palacio de Buckingham. Una comida que se producía este miércoles y en la que se dejaban ver, además de los duques de Cambridge y los de Sussex, el príncipe Carlos, la princesa Ana, los príncipes George, Charlotte y Louis de Cambridge, la niñera María Turrión, Mike y Zara Tindall, Peter y Autumn Phillips, la princesa Beatriz, el duque de Kent, el príncipe Michael, así como el príncipe Eduardo con su esposa, la condesa de Wessex, y sus dos hijos, Lady Louise Windsor y James, vizconde Severn.

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Ya este jueves, el tren en el que viajaba Isabel II llegaba a la estación de Norfolk. Ataviada con un abrigo color camel, un pañuelo en la cabeza y rodeada por algunos de los miembros de su seguridad, se ha dirigido hasta su residencia de Sandringham. Aquí permanecerá, como es tradición, hasta después del aniversario de la muerte de su padre, en el mes de febrero, y aquí va a recibir junto a su marido, el duque de Edimburgo, a los familiares y amigos que se desplacen a lo largo de los próximos días hasta esta residencia vacacional. Entre ellos se encuentran los demás miembros de la Familia Real británica, para cumplir con otra tradición: la de abrir los regalos el día 24, justo antes de sentarse para degustar una cena formal y acudir, un día después, al servicio religioso de la iglesia de la Magdalena de Santa María antes de reunirse para almorzar y ver, posteriormente, el discurso navideño de la Reina.

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Así, se espera que tanto los duques de Cambridge como los de Sussex se acerquen hasta este lugar para pasar la Navidad junto a Isabel II, y eso que en un principio los rumores de tensiones entre ambos matrimonios dejaban en el aire la posibilidad de que este encuentro se produjera. Pero finalmente, los hijos de Carlos de Inglaterra, sus respectivas esposas, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles se reunirán en torno a la mesa en Navidad. "Todo el mundo estará en Norfolk este año", confirmaba hace sólo unos días una fuente real al diario británico Daily Mail. Quien no parece que vaya a acudir en esta ocasión a la casa de campo de la Familia Real es la madre de Meghan Markle, Doria Ragland. Aunque en un primer momento se especuló con que se sentaría en la mesa junto a los Windsor en esas fechas tan señaladas, no es seguro que vaya a ser una más junto a ellos, según ha informado finalmente la edición británica de ¡HOLA!.

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