El primer verano de Meghan Markle y el príncipe Harry como marido y mujer ha sido de lo más movido e intenso. Juntos han disfrutado de unos días en el Lago Como, en Italia, donde coincidieron con George y Amal Clooney -invitados, por cierto, a su boda el pasado mes de mayo-. También han visitado a la reina Isabel II de Inglaterra en su residencia estival de Balmoral. Han acudido a la boda de uno de los mejores amigos de Harry, Charlie van Straubenzee, han adoptado un cachorro de Labrador y Meghan ha podido cruzar el charco para volar a Toronto, donde ha visitado a algunos de sus mejores amigos.
Por si todo eso fuera poco, los duques de Sussex también han recibido visitas de sus familiares y amigos a lo largo de este verano tan especial. Una de ellas se ha mantenido prácticamente en secreto hasta ahora, cuando ha trascendido gracias a un periodista especializado en realeza. A través de sus redes sociales, el citado corresponsal ha revelado que Doria Ragland, la madre de Meghan Markle, ha disfrutado de unas vacaciones junto a los Duques en su casa de campo de Oxfordshire, concretamente en los montes Cotswolds.
"Fuentes confirman a ABC y a Good Morning America que la madre de la duquesa Meghan, Doria Ragland, visitó al príncipe Harry y a su hija durante un largo período en su casa de Oxfordshire este verano. Cabe señalar que Doria disfruta de una relación cercana con Harry y continúa siendo un pilar fundamental para Meghan", comentaba el periodista Omid Scobie, desvelando así uno de los secretos mejor guardados de los duques de Sussex a lo largo de este período estival. Al parecer, la visita tuvo lugar durante el mes de agosto, justo cuando la pareja disfrutaba de unos días libres de actos oficiales en la agenda. Fue por aquel entonces cuando llegó un nuevo miembro a su familia: un cachorro de labrador que se une a Guy -el beagle de Meghan- y que, como él, dividirá su tiempo entre el palacio de Kensington y Costwolds.
Según Hello Magazine, el matrimonio ha alquilado una cabaña de cuatro dormitorios, una gran cocina abierta y un comedor con grandes ventanales. Allí Meghan y Harry suelen recibir a sus invitados, con los que disfrutan de cenas y de unas impresionantes vistas de los Costwolds, tal y como ha sucedido este verano con la instructora de yoga y trabajadora social. Fue el pasado septiembre cuando se inició una reforma en la vivienda a fin de acondicionarla a sus necesidades. Uno de los detalles más curiosos de la vivienda tiene que ver con el difícil acceso al lugar. Los duques de Sussex tienen por costumbre evitar las carreteras locales y utilizar el helicóptero cada vez que quieren disfrutar de estas tierras.
La zona de Oxfordshire es una de las más apreciadas por Meghan y Harry. Se trata de un condado pintoresco e idílico en el que pasaron sus últimos días de solteros. El fin de semana anterior a su boda, los Duques ya durmieron en esta vivienda, que cuenta además con cámaras y alarmas de seguridad que se activan con el movimiento. Fue aquí donde se relajaron antes de su 'sí, quiero' y ha sido aquí donde han disfrutado de unos días en compañía de Doria, a la que Meghan Markle está fuertemente unida. Cabe recordar que la estadounidense fue el único miembro de la familia de su hija que acudió al enlace real en el Castillo de Windsor. Su discreta presencia cautivó a propios y extraños, incluido al príncipe Harry. Suegra y yerno mantienen una excelente relación, tal y como pudo verse en uno de sus primeros encuentros: la ceremonia de clausura de los Juegos Invictus en Toronto.
Harry de Inglaterra oficializa su relación al ser fotografiado con la madre de Meghan Markle