Han pasado 365 días desde que el príncipe Harry y Meghan Markle se juraran amor eterno bajo las estrellas del cielo africano de Botsuana en una de las escapadas más románticas que realizó la pareja antes de anunciar su compromiso oficial. Un año después de aquel momento, el duque de Sussex ha regresado a ese lugar, tan especial para él y para su esposa, pero lo ha hecho solo, sin la compañía de la exactriz. Así lo ha confirmado un portavoz del Palacio de Kensington, que ha desvelado que el hijo pequeño de la fallecida Diana de Gales se ha desplazado hasta allí por motivos de trabajo.
"El duque de Sussex se encuentra en un viaje privado de trabajo a Botsuana para unirse a la reunión general anual de Rhino Conservation Botsuana en calidad de mecenas. Asistió a la reunión de la junta en Maun y a un proyecto comunitario de Rhino Conservation Botsuana en Xaracao", ha comentado el portavoz del príncipe Harry. Éste, por su parte, estuvo presente el miércoles en la asamblea ordinaria de la citada organización que ayuda a salvaguardar la población de rinocerontes negros y blancos -animales en peligro de extinción- y, poco después, se trasladó hasta el pueblo para conocer de primera mano la evolución del proyecto comunitario que se está desarrollando en la zona.
En esta ocasión su esposa, Meghan Markle, no le acompañó hasta Botsuana, país con el que el matrimonio tiene un vínculo especial. Cabe recordar que fue en este lugar donde compartieron una de sus primeras escapadas románticas como pareja, hace dos veranos. Allí se conocieron un poco mejor y se dieron cuenta de que estaban hechos el uno para el otro. "Pude convencerla de venir conmigo y nos encontramos en Botsuana. Acampamos bajo las estrellas... estuvo conmigo cinco días. Fue totalmente fantástico", recordaba Harry durante su primera entrevista, la que concedieron tras el posado oficial de su compromiso. Fue allí también donde celebraron el 36 cumpleaños de la Duquesa.
Semanas después, el Palacio de Kensington hacía público un comunicado en el que anunciaban la fecha en la que tendría lugar en enlace real. Para entonces, Meghan Markle lucía en su mano el anillo de compromiso que le había regalado el Príncipe y que incluía un diamante, el central, procedente de Botsuana. Este enclave es, por tanto, un lugar muy especial para ambos, aunque la relación del nieto de Isabel II con África viene de lejos. Ya Diana de Gales colaboraba con distintas causas benéficas de este continente y el propio Harry se involucró desde muy pequeño. Tras el fallecimiento de su madre, el duque de Sussex intensificó sus visitas -su padre lo llevó a un safari para alejarse del foto mediático- y, ya en el año 2004, durante su año sabático, comenzó a entablar una amistad con Mutsu Potsane, un huérfano al que incluso invitó a su boda.
Desde entonces, el Príncipe trabaja con la fundación que creó, Sentebale (cuya traducción significa No me olvides) en colaboración con el príncipe Seeiso de Lesotho. El pasado mes de junio, de hecho, el duque de Sussex viajó a África, también sin su esposa, para inaugurar el nuevo edificio del centro infantil Phelisanong. En aquella ocasión, como en esta, Harry pasó apenas dos días en la zona.
Los inseparables duques de Sussex se separan unos días por una causa de fuerza mayor