Los inseparables Duques de Sussex se han separado por una causa de fuerza mayor: África. El príncipe Harry aprovechó la primera oportunidad que le ofrecía su apretada agenda para emprender un nuevo emotivo viaje a Lesotho, donde inauguró el nuevo edificio del centro infantil Phelisanong, en nombre de su fundación benéfica Sentebale. A través de la cuenta en Facebook del centro, se supo que el Príncipe estaba de visita en África, lo que se confirmó cuando Chris Jackson, fotógrafo real, compartió en su cuenta de Instagram la misma localización.
Contrastaba la elegante presencia de la pareja en la real competición hípica de Ascot de la semana pasada con la visita en solitario del príncipe Harry a Lesotho de estos días, en la que cambió el chaqué por una camisa por fuera y unos vaqueros; el sombrero de copa por unas gafas de sol, y la mano predispuesta al saludo protocolario por el humor predispuesto a las bromas con los pequeños locales. En ninguna de las imágenes aparecía su mujer con él ya que, al tratarse de un compromiso de carácter privado y no de uno oficial, la Duquesa de Sussex no estaba obligada a acompañar a su marido en este viaje exprés. Por lo poco que se pudo saber, el Príncipe permaneció apenas un par de días.
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El príncipe Harry fue por primera vez a Lesotho en 2004 durante su año sabático y desde entonces ha hecho visitas regulares. Su vínculo con el lugar y con su gente es tal que el Príncipe invitó a su boda real al huérfano Mutsu Potsane, con quien entabló amistad durante su primer viaje al reino de Lesotho, cuando Mutsu tenía solo cuatro años de edad. El Príncipe y su protegido mantuvieron el contacto y se han reunido en varias ocasiones.
Él era una de las muchas razones de ser de la organización benéfica Sentebale -es decir, No me olvides- que el príncipe Harry cofundó en 2006 con el príncipe Seeiso de Lesotho en memoria del trabajo humanitario emprendido por sus respectivas madres en el reino africano, que tiene una de las tasas de VIH más altas del mundo. El Presidente de Sentebale, Johnny Hornby, reveló que Mutsu fue uno de los primeros en saludar a los Duques de Sussex después de sus nupcias: “Ahora es un poco tímido, pero lo está haciendo muy bien. Acaba de terminar la escuela”, declaró a Express.
A pesar de que en esta ocasión la Duquesa de Sussex no ha acompañado a su marido, África es parte importante de su historia de amor. Fue en Botsuana donde el príncipe Harry y la entonces actriz Meghan Markle disfrutaron “bajo las estrellas” de una de sus primeras escapadas románticas juntos y cobró tal importancia aquel comienzo que el anillo de compromiso con el que el Príncipe selló su relación lleva un diamante de sus canteras, en recuerdo a sus memorias de África de aquel verano de 2016, apenas dos semanas después de su primera cita. La pareja regresó en las vacaciones estivales del año siguiente y tal vez haya pasado allí parte de su luna de miel, si bien las coordenadas exactas de su destino siguen siendo un secreto bien guardado. Por su lado el príncipe Harry ha visitado Botsuana muy a menudo como parte de su trabajo para Rhino Conservation Botswana, al que ha llamado en alguna ocasión su segundo hogar. Se enamoró del lugar poco después de la muerte de su madre, Diana de Gales, cuando su padre lo llevó a un safari para alejarse del ojo público.
Los Duques de Sussex fueron vistos juntos en público por última vez el pasado martes en la jornada inaugural de la Royal Ascot, que casualmente coincidió justo un mes después de su boda real. La pareja era la imagen del amor aquel día en el hipódromo junto a la Reina de Inglaterra y a otros miembros de la Familia Real británica. Los flamantes recién casados eran inseparables. Incluso cuando el propio ceremonial de las prestigiosas carreras de caballos les forzaba a separarse apenas unos instantes, se aferraban al contacto del otro con la punta de los dedos. Si costaba distanciarse apenas unos metros, qué no costaría unos cuantos miles de kilómetros. Pero África merece todos los esfuerzos.