La novia lució la joya familiar de los Spencer

Los duques de Sussex, invitados estrella de la boda en la que volvió a brillar la tiara de Diana

Celia McCorquodale, sobrina de Diana de Gales, se ha casado este fin de semana en la iglesia St Andrew and St Mary's en Stoke Rochford, Lincolnshire

Por hola.com

Mientras se organizan los preparativos para la otra boda real de este año, la de la princesa Eugenia de York con Jack Brooksbank el próximo 12 de octubre, la familia Spencer se ha vuelto a ir de boda. Celia McCorquodale, sobrina de Diana de Gales, se ha casado este fin de semana y entre los invitados no han faltado la pareja del año: los Duques de Sussex.

La ceremonia tuvo lugar este sábado en la iglesia St Andrew and St Mary's en Stoke Rochford, Lincolnshire y, con permiso de los novios, todas las miradas estaban puestas en la llegada de Harry y Meghan, que acudió con un vestido floral de Oscar de la Renta en blanco y azul, el mismo azul que el Príncipe eligió para su corbata. Se pudo observar como durante todo el camino el Príncipe, siempre un caballero, estaba especialmente atento para que su mujer no tuviera un tropiezo al caminar con tacones por el jardín. 

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Los Duques de Sussex llegaron al templo con George McCorquodale, hermano de la novia y por tanto primo hermano de Harry, y fueron recibidos por Louis Spencer, vizconde Althrorp. El que ya se ha ganado el título de “el primo guapo de Harry” se fundió en un abrazo con el Príncipe y luego saludó con dos besos y muy cariñoso a Meghan. Después los tres entraron juntos a esta iglesia del siglo XI para ocupar su sitio entre los invitados.

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La novia, hija de la hermana mayor de Diana de Gales, Lady Sarah McCorquodale, llegó a la iglesia en Rolls Royce del brazo de su padre Neil McCorquodale, entonces se pudo ver que llevaba la tiara familiar de los Spencer, la misma con la que se casó Diana de Gales. Tanto ella como su ya marido, George Woodhouse, estuvieron hace un mes en el Castillo de Windsor para la boda de los duques de Sussex.

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Entre los invitados hubo una buena representación de la familia Spencer como la baronesa Fellowes, la otra hermana de Diana y quien tomó la palabra en el Capilla de San Jorge durante la boda de Harry y Meghan para hacer una emotiva lectura; Lady Kitty Spencer, de nuevo otra de las invitadas con más estilo y cuyo look detalló ella misma en sus redes sociales; o el conde Spencer con su mujer, Karen Gordon. Los que no acudieron a esta “reunión de primos”, que después de los 45 minutos de ceremonia se trasladó a la casa familiar de los McCorquodale para las celebraciones, fueron los duques de Cambridge.

La reaparición de la tiara de Diana

Aunque muchas novias de la familia Spencer se han casado con esta tiara, la más celebre fue Diana de Gales que la llevó en su boda con el príncipe Carlos el 29 de julio de 1981, en la que fuera la boda del siglo XX. Desde la trágica muerte de la Princesa nadie había vuelto a lucirla, aunque sí ha sido vista en público en exposiciones y homenajes que se han hecho a Diana.

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Muchos esperaban, así quedó patente en las quinielas, que fuera Meghan la que hiciera que esta joya volviera a brillar al llevarla el día de su boda con el príncipe Harry. Sin embargo, esta opción parecía poco probable desde el principio al tratarse de una joya Spencer y no de una pieza de la Casa Real británica, sobre todo, más allá de la interpretación que se le pudiera dar, por una cuestión práctica y es que la Duquesa necesitaba una joya que quedara vinculada a ella para lucir en futuras citas oficiales y la tiara Spencer habría sido un préstamo puntual.

Celia McCorquodale, sobrina de Diana, ha sido la que finalmente ha llegado al altar con esta joya de repleta de flores y arcos en media luna fabricada con oro, plata y diamantes. Un guiño a su tía, un símbolo de la familia Spencer (cuyo legado gestiona Charles Spencer, hermano de Diana y noveno Conde Spencer) y toda una novedad, ya que su hermana mayor, Emily McCorquodale, no la llevó en su boda.

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Como Princesa de Gales, Diana tuvo acceso a algunas de las joyas más espectaculares del mundo: las que pertenencen al joyero Windsor y arrastran un enorme valor histórico, un privilegio que no tuvieron las otras nueras de la Reina de Inglaterra, ya que tanto para las nupcias de Sarah Ferguson, exmujer del príncipe Andrés, como para las de Sophie de Wessex, mujer del príncipe Eduardo, se encargaron tiaras nuevas.

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La madre de Guillermo y Harry alternó durante toda su vida las piezas del joyero real con esta diadema familiar del siglo XVIII, que es una muestra del linaje de los Spencer y con la que se casaron también las dos hermanas de Diana y Victoria Lockwood, primera mujer del Conde Spencer y madre de Louis, Kitty y las mellizas Amelia y Eliza. Muchos motivos por los que esta pieza es especial para todos y cada uno de los Spencer, aunque en el imaginario colectivo se trate de la tiara de Diana, ya que fue ella la que la hizo que estuviera presente en banquetes de Estado y citas de la más alta relevancia institucional.