Los últimos meses han sido una carrera de fondo para la nueva duquesa de Sussex que se ha enfrentado a un sinfín de primeras veces. Si el pasado sábado debutó en el Trooping the Colour, en donde dejó ver algún signo de nerviosismo del que no habíamos sido testigos hasta ahora y siguió el protocolo con la ayuda de Harry, este jueves ha llegado para ella otro día clave: su primer acto con la Reina de Inglaterra. ¡Una master class o clase magistral en toda regla!
Hasta ahora habían estado juntas en actos oficiales, como en el servicio religioso navideño de Sandringham o en la Abadía de Westminster en el Día de la Commonwealth, pero siempre habían sido grandes citas en compañía del resto de la Familia Windsor por lo que no ha sido hasta este jueves, tres semanas después de la boda, cuando se ha podido ver la química que hay entre ambas.
Aunque los 300 kilómetros que unen Londres con la ciudad de Runcorn, la localidad industrial en donde se encuentra el principal puerto de Cheshire, se pueden hacer en dos horas y media en un tren regular, la Reina y Meghan comenzaron este viaje al condado inglés de Cheshire en la noche del miércoles a bordo del Tren Real. Tal y como explica HELLO!, la soberana de 92 años prefiere hacer este tipo de viajes de larga distancia durante la noche en vez de despertarse antes de lo habitual. Así que la abuela y la mujer del príncipe Harry han viajado en el tren personal de la Reina, un medio de transporte con todas las comodidades y que se desplaza a una velocidad inferior a la habitual para que los pasajeros tengan una sensación lo más confortable posible.
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La tradición de este exclusivo tren, que esta noche ha descubierto la que fuera actriz estadounidense convertida ahora en Alteza Real británica, empezó hace más de 150 años. La reina Victoria inauguró el primero el 13 de junio de 1842, viajando desde Slough hasta Paddington. El actual tren de la Corona británica, construido en 1977, tiene en la actualidad dos locomotoras, que se alternan arrastrando los vagones, una se llama príncipe Guillermo, y la otra, príncipe Harry.
Después de pasar la noche juntas, la Reina y la duquesa de Sussex han llegado a las 10:33 (hora local) a la estación de Runcorn, desatando un verdadero fenómeno fan. Los gritos y los aplausos se oían incluso antes de que el tren se hubiera detenido del todo. En la estación los banderines con los colores de la bandera se movían azotados por un viento que no ha dado tregua ni un segundo y allí se han bajado las dos: Meghan, con un elegante vestido en color claro de Givenchy, se ha mantenido en todo momento dos pasos por detrás de la Reina, que se ha vestido de un llamativo verde lima de Stewart Parvin.
Tras unos saludos breves, se han subido en un coche para poner rumbo a su primera aparición de la mañana, la inauguración del Mersey Gateway, el puente que abarca el río Mersey y el canal marítimo de Manchester. En ese momento, se ha visto que la Duquesa, más nerviosa que en los actos con Harry, ha tenido una pequeña confusión. ¿Quién sube primero al coche? Entonces la Reina le ha echado un capote: “Tú, primero”. Algo similar ocurrió el pasado sábado cuando se pudo ver como su marido, con mucha discreción, le indicaba el momento exacto en el que debía hacer la reverencia a la soberana desde el balcón del Palacio de Buckingham.
En el Mersey Gateway han podido hablar con los ingenieros y arquitectos que ha desarrollado la obra de ingeniería civil y también han visto una actuación infantil de la escuela de teatro Andrew Curphey, momento en el que ambas se han estado riendo. Sin lugar a duda ha sido una de las fotos del día, tanto es así que el propio Palacio de Kensington ha destacado esta imagen de complicidad en sus redes sociales. Al terminar el acto, ha sido la Reina la que se ha encargado de mostrar la placa que marca la apertura de este puente que lleva abierto al tráfico desde octubre. Un gesto, que Meghan (iba acompañada por su nueva secretaria y asesora personal, Samantha Cohen, que se ha sentado justo detrás de la duquesa) ha seguido a su lado con atención.
Mientras en Chester, la capital del condado, las banderas de la Union Jack ondeaban sin parar y cientos de personas se encontraban congregadas en la calle principal, Northgate Street, para ver la llegada de la jefa del Estado y la nueva duquesa al Storyhouse. El proyecto que ha merecido la atención de la “pareja” recuerda más a los que visitaron los duques de Sussex antes de su boda, un centro cultural moderno que contiene una biblioteca, un teatro y un cine que en su primer año de apertura ya ha recibido más de un millón de visitas y ha llevado a cabo dos mil actividades enfocadas en los jóvenes menos favorecidos de la comunidad.
Antes de entrar en el llamativo edificio art decó, que se inauguró en los años treinta como los cines Odeon y que se ha sometido a una profunda renovación en el interior, Isabel II y la duquesa de Sussex han guardado en la puerta 72 segundos de silencio. Hoy se cumplía un año del incendio de la torre Grenfell, un edificio de viviendas sociales en North Kensington (Londres), en el que fallecieron 72 personas y 74 resultaron heridas.
Durante la visita al Storyhouse han podido charlar con un grupo de refugiadas sirias que se dedican a la artesanía y asistir a distintas actuaciones de teatro y de música, además de recorrer labiblioteca infantil. Después han dado un pequeño paseo - lo más esperado por los cientos de personas que esperaban desde primera hora de la mañana - hasta el Ayuntamiento de Chester, en donde han saludado desde el balcón y con un almuerzo han puesto fin a la visita.
En esta jornada, Meghan se ha dado su habitual baño de masas, el primero en una localidad que no había visitado nunca, sin embargo, mucho más medido que los anteriores. Es decir, la duquesa ha sintonizado con la Reina y esta vez no ha habido abrazos efusivos y tampoco se ha detenido a charlar tanto como en ocasiones anteriores, en las que incluso hemos visto como Harry le marcaba el paso para no alterar los tiempos medidos de la agenda oficial. Este cambio de registro de la duquesa de Sussex es algo habitual en la nueva generación Windsor, ya que los propios nietos de la Reina utilizan formas más informales para actos en solitario y mantienen el máximo protocolo cuando se trata de acompañar a la jefa del Estado.