De York Cottage, el hogar de recién casados de los Duques de Sussex, se han dicho muchas cosas, pero ninguna tan increíble como que la reina Isabel había obsequiado a la pareja como regalo de bodas una casa encantada. Cómo se quedan: ¿tiritando? No es para tanto. Según Metro, un titular de Daily Mail indujo al malentendido, y ahora hay quien se pregunta si entre reforma y reforma los Duques tendrán que solicitar el servicio de los Cazafantasmas. El periódico británico tituló la información sobre la propiedad calificándola de “fea, embrujada y despreciada”, pero una lectura pausada y completa aclara que no se trata de una casa de película de miedo.
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De todas formas su historia alberga algún elemento inquietante. La residencia de York Cottage está cerca de Anmer Hall, la casa de campo de los Duques de Cambridge, y se la conoce como la casa de soltero, dado que se construyó originalmente para alojar a los invitados solteros que visitaban Sandringham. Allí vivió Alberto Víctor de Clarence, también conocido como príncipe Eddy, a principios de la década de 1890. La vida le sonreía con planes de matrimonio con su prima lejana la princesa Mary de Teck y su nombramiento como virrey de Irlanda en el horizonte, pero se contagió de gripe y falleció menos de una semana después de su 28º cumpleaños de neumonía en esa misma propiedad.
La tradición victoriana de dejar las cosas exactamente como se encontraban en el momento de la muerte ayudaba a honrar la memoria del ser querido y la reina Alejandra, que nunca logró recuperarse de la muerte de su hijo, convirtió la habitación en la que murió en un santuario: la jarra de agua junto a su cama se rellenaba continuamente y el jabón cuando comenzaba a deteriorarse se reemplazaba. Incluso sus siguientes inquilinos mantuvieron las cosas del príncipe Eddy igual que estaban, cuando la princesa Mary se casó con el hermano menor del que fuera su prometido, George, y se mudaron a vivir allí. Así que aunque no se han visto fantasmas, existe la sensación de que el espíritu de Eddy está anclado a York Cottage, ya que ningún miembro de la realeza ha vivido en la casa después de que los hijos de los príncipes George y Mary la abandonaran.