Andrew Morton y su libro sobre Meghan Markle

por hola.com

Aún no es princesa, pero Meghan Markle ya carga su parte del peso de la Corona británica. Como una Windsor más. Y es que apenas unas semanas antes de su boda real con Harry de Inglaterra llega un nuevo libro a las librerías sobre la Princesa de Hollywood, que el próximo 19 de mayo adoptará definitivamente el de Inglaterra e ingresará oficialmente en la Familia Real británica tras pronunciar el sí. No hace falta esperar a hacerse con un ejemplar a mediados de este mes de abril para saber que la biografía firmada por Andrew Morton atesora en el interior de sus páginas varias perlas… de polémica. El libro está cargado con tinta de best-seller, según el largo fragmento publicado a modo de intrigante sinopsis en la página web del periódico The Times, y el autor apunta unas veces a favor y otras en contra de su protagonista para descubrir en ese tira y afloja a la real Meghan, que tal vez se resguarda en los modos de una futura princesa real.

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Porque las apariencias engañan, sí. Empezando, sin ir más lejos, por el propio Andrew Morton, que tras aquellas gafas de Clark Kent de sus tiempos primigenios como periodista estaba el ojo crítico del pertinaz biógrafo de Diana de Gales del futuro, ese que en 1992 lanzó las explosivas confidencias de la Princesa de corazones sobre su matrimonio con Carlos de Inglaterra en su libro Diana: su verdadera historia. Aquella cara con ángel, que todavía conserva por muchos 64 años que hoy tenga, era máscara de un escritor guerrero con mano de hierro. Cuando empuña la estilográfica es implacable: asesta cumplidos y golpes. Y ahora Meghan Markle está en el punto de mira. 

Tras la mirilla de Andrew Morton hay una mujer de contrastes. Es generosa con los más necesitados, lo que no quita que sea ambiciosa. El compromiso humanitario de la prometida del príncipe Harry con las causas sociales que hoy le son queridas se remonta a la adolescencia, pero la filantropía solo es un rasgo de su carácter en opinión de Morton. Contrasta con esta inclinación cándida una segunda naturaleza, “fría y calculadora”, que es la que la ha guiado hasta el príncipe Harry, y no el caprichoso destino. Numerosos testimonios corroboran al biógrafo que la exestrella de Suites siempre ha actuado en su propio interés, rodeándose solo de las personas que la podían conducir a sus metas y que la podían ayudar a ascender rápidamente en la escala social.

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El efímero primer matrimonio

La obstinada carrera hacia el éxito empezó con su primer marido, el productor asistente Trevor Egelson, con quien se casó en 2011 después de nueve años de relación. Mientras Meghan Markle luchaba por hacerse un nombre como actriz, aceptando papeles nimios, su compañero produjo algunos títulos en los que Meghan no aparecía en los créditos. “Esperaba que pudiera ofrecerle algún papel y su desinterés se convirtió en una fuente de conflicto para la pareja. A Meghan le decepcionaba que Trevor no se esforzara en incluirla en algunas de sus producciones”, extracta The Times.

Continuó haciendo castings hasta que su agente la llamó para darle la buena noticia de que había sido elegida para Suits, su participación en la serie se convirtió en el punto de no retorno. La actriz se casó ese mismo año con su novio de siempre en una festiva ceremonia nupcial en Jamaica, pero la boda no fue el final feliz esperado. Por entonces cambió el comportamiento de Meghan Markle hacia Trevor Engelson. Ella vivía en Toronto para trabajar en Suites y construyó una nueva vida; él permaneció en Los Ángeles con la certeza de que “valía la pena” el esfuerzo de la separación y de que su relación era sólida y aguantaría.

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Pero no pudieron salvar aquella brecha, física y emocional. “Él no fue el único en sufrir la frialdad de Meghan. Sus amigos en Los Ángeles también notaron el cambio. Hizo nuevas amistades acordes a su afán de ascender”. Para gran sorpresa del principal interesado “que nada había visto venir” acabó abruptamente su matrimonio un año y medio después: “Se sentía como un desperdicio de algo que estaba pegado a la suela de su zapato”, declaraba un amigo. Meghan devolvió a su ex el anillo de compromiso y el anillo de matrimonio por correo.

Su obsesión por Diana de Gales

Otro pasaje del libro de Andrew Morton revela la inquietante fascinación de Meghan Markle por Diana de Gales. La prometida del príncipe Harry vio a los 16 años “el funeral de la Princesa por televisión y no pudo evitar derramar algunas lágrimas en el duro momento en el que las cámaras enfocaron el ataúd real”. Luego, intrigada por su figura, visionó varios vídeos de la boda real del siglo de Carlos y Diana de Inglaterra, incluso leyó, casualidades de la vida, el libro de Andrew Morton sobre ella. Estaba hechizada “no solo por su estilo, sino también por su labor humanitaria independiente”. Su amiga de la infancia, Ninaki Priddy, afirma rotunda: “Ella quiere ser Diana 2.0.”.

Para Andrew Morton, no hay duda de que Meghan Markle y su admirada Princesa tienen mucho en común, pero por supuesto nunca reemplazará a la siempre recordada Princesa de Gales en los corazones de los británicos: “Solo hay una Diana y desafortunadamente ya no es de este mundo”, dijo el biógrafo en el programa australiano The Morning Show del pasado 28 de febrero. Según él, Meghan le habría gustado a la Princesa: “Creo que la habría impresionado. Como Diana, ella quiere también dar, participar en la comunidad y ser portavoz de problemas que a veces son tabú”. Como Diana, Meghan Markle, que desde el anuncio de su relación con el Príncipe ha sentido en propia piel lo que es el acoso mediático, ha recibido lamentables comentarios racistas, incluso ha sido destinataria de un frustado susto por carta, ha descubierto demasiado pronto el peso de la Corona británica.

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