Camilla habla sobre la vida 'real', sobre su matrimonio con el Príncipe y sobre el tiempo en el que 'no podía ir a ninguna parte'

Por primera vez en una entrevista la Duquesa de Cornualles ha puesto de manifiesto las dificultades con las que tropezó al unirse a la Familia Real revelando su fuerte carácter y su actitud positiva a seguir adelante

Por hola.com

La  Duquesa de Cornualles ha dado su primera entrevista sobre la vida en la Familia Real británica en la que revela su fuerte carácter y su actitud positiva para seguir adelante. En declaraciones exclusivas a You Magazine para Mail on Sunday, tan sólo unos meses antes de su 70º cumpleaños el próximo 17 de julio, Camilla ha hablado abiertamente acerca de los obstáculos a los que se enfrentó cuando se casó con el príncipe Carlos, así como de la presión de los medios de comunicación y la hostilidad de la opinión pública después de la muerte de la princesa Diana. La Duquesa también ha destacado la idílica niñez y el apoyo familiar y de los buenos amigos, que han sido fundamental para superar las dificultades de una existencia con la realeza.

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La Duquesa ha confesado lo complicado que fue a nivel personal para ella y el Príncipe hacerse pareja por segunda vez. Después de su romance en los años setenta tras conocerse en un partido de polo, el destino los separó: el príncipe Carlos fue llamado a sus deberes navales en el extranjero y Camilla se casó con Andrew Parker Bowles. Reavivar su relación tres décadas después fue un verdadero reto, ya que el público era inicialmente contrario a su unión.

Se casaron finalmente en 2005 y ahora, transcurridos doce años de su matrimonio con el Príncipe de Gales y toda una vida de amor, la Duquesa de Cornualles ha admitido que hubo un tiempo en el que “no podía ir a ninguna parte”, que durante un año estuvo prisionera en casa para evitar a la prensa implacable: “Realmente no podía ir a ninguna parte. Fue horrible. Fue una época profundamente desagradable, que no le desearía ni a mi peor enemigo”.

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No podría haber sobrevivido a aquellos terribles días sin el apoyo de los suyos. De sus hijos, Tom y Laura, fruto de su primer matrimonio; de sus hermanos Annabel y Mark Shand, y de algunos buenos amigos. Afortunadamente, las cosas han vuelto a la normalidad. Han sido aceptados por la sociedad británica, ya tienen el aprobado como matrimonio y como Heredero de la corona y su Consorte y la Duquesa cumple ejemplarmente con sus obligaciones oficiales. Un total de 200 compromisos al año, incluyendo viajes al extranjero con su marido, con la calidez y la amabilidad que la caracterizan.

No hay tiempo para el agotamiento: “Hay mañanas en que uno piensa que no va a llegar, pero que no tiene otra opción. En el momento que uno para, es como un globo que se queda sin aire y cae. La adrenalina nos mantiene en alto”. Tampoco hay espacio en su vida para el desánimo. La Duquesa no es del tipo de persona de queja fácil. Es optimista por naturaleza y el humor es su mejor arma para seguir adelante y tomar cada día como viene. Porque en el mañana, incluido el del futurible ascenso al trono del príncipe Carlos, prefiere no pensar.