Ben Stiller pasó una noche en el museo y la Duquesa de Cambridge se quedó anoche con todo el Museo de Historia Natural. Todos los ojos estaban puestos sin pestañear en la Duquesa, invitada de honor de una velada por amor al arte en la que haría entrega del Premio a la Inversión Artística del Año. Brilló con la misma intensidad de las joyas que allí se custodian con un glamuroso vestido tipo malla, de color marfil y con escote barco, firmado por la diseñadora Barbara Casasola, cuyo precio asciende a los 1.850 euros, y unas sandalias de tacón de color rosa, de alrededor de 165 euros.
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Fue la noche de la duquesa Catherine, que disfruta especialmente de sus compromisos oficiales en apoyo a organizaciones benéficas y patrocinios que reflejan sus intereses artísticos. Como el de ayer: no había más que verla sonreír. Asistía en calidad de su papel como patrona tanto del Museo Nacional de Historia como de la Galería Nacional de Retratos y se reunió con los representantes de los museos preseleccionados y el director del Fondo de Arte, Stephen Deuchar.
Cinco organizaciones habían sido seleccionadas para recibir el premio de más de 117.000 euros, el más grande del mundo en la materia, que se otorga anualmente a un museo excepcional que haya demostrado innovación, imaginación y éxito. Los cinco finalistas fueron el Arnolfini de Bristol, la galería de arte York, el Júpiter Artland en Edimburgo, el V&A de Londres y el Museo de la Mente de Bethlem en Kent.
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La Duquesa se codeó con artistas como Grayson Perry, Michael Craig-Martin y Antony Gormley en el momento de la entrega del premio, que tuvo lugar en el Hintze Hall del museo, y alrededor de 370 asistentes del sector de las artes y la cultura fueron testigos de su evidente entusiasmo en una cena a la que también estaba invitado el dinosaurio Dippy -el famoso esqueleto de Diplodocus del museo-, que habría hecho las delicias del pequeño príncipe George, gran apasionado de los dinosaurios.
Precisamente él disfrutaría como nadie viviendo una noche en el museo del estilo de la de Stiller, no en vano es un visitante habitual del Museo de Historia Natural. Oficialmente la última vez que la Duquesa estuvo allí fue en octubre de 2014 para hacer entrega a Carlos Pérez Naval de su premio como Fotógrafo de la Fauna Salvaje del Año. Pero en privado acude con frecuencia con su hijo. Fueron vistos madre e hijo en la icónica atracción turística en octubre del año y, como la propia Duquesa reveló anoche, “le encantan las esculturas tridimensionales de dinosaurios y vamos al Museo de Historia Natural muy a menudo”.
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Tiene a quién parecerse. La Duquesa, apasionada de la pintura, la fotografía y todas las artes en general, se graduó en 2005 con un 2: 1 en Historia del Arte en la Universidad de St. Andrews. Fue allí donde conoció a su futuro marido, el príncipe Guillermo, que se matricularon en el mismo grado antes de pasar a Geografía. Tras unirse a la Familia Real británica, acogió el patrocinio de las causas artísticas, como The Art room, una organización benéfica que trabaja a través del arte la autoestima, la confianza en sí mismos e independencia de los niños.
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