La gala de anoche en Norfolk daba por supuesto el derroche de elegancia de las exclusivas citas del glamour. Y, aun con las expectativas más altas, la duquesa Catherine se las arregló para alzarse por encima de las intuiciones más elevadas e impresionar en una nueva aparición estelar junto al príncipe Guillermo. Los Duques de Cambridge dejaron en casa a sus niños, los príncipes George y Charlotte, por sus otros niños, los del Hogar infantil de East Anglia, causa de la que es patrona la Duquesa, y asistieron como invitados de honor a la velada benéfica organizada por David Cholmondeley, séptimo Marqués de Cholmondeley, y por su mujer, Sarah, Marquesa de Cholmondeley, en su casa de campo de Houghton Hall, para recaudar fondos, bajo el lema A Taste of Norfolk (Sabor de Norfolk), para un nuevo hogar infantil, El Rincón.
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Volvió a hacerlo: acaparó toda la atención sin aliños, tan solo con la baza de la naturalidad. Tampoco estrenó anoche, pero ni falta que le hizo para ser la reina de la elegancia. Causó sensación como la primera vez con el vestido de lentejuelas de color rosa palo de Jenny Packham. Los seguidores de los Cambridge reconocieron al instante aquel traje que desde su debut en 2011 cuelga en su armario. Coronó la puesta de largo con las joyas del cofre real, los pendientes chandelier de la Reina madre y un brazalete de diamantes de la colección de la soberana. El príncipe Guillermo, con los 34 recién cumplidos, fue el acompañante perfecto de su esposa, muy apuesto con un pulcro esmoquin.
Era la pareja más glamourosa de la fiesta, y posiblemente de las más delgadas. Parece que el príncipe Guillermo esperaba particularmente con ansias su cena de anoche, que contó con un menú especial de cinco platos preparados por cinco chefs con estrellas Michelin, ya que significaba un descanso de las habituales recetas de la Duquesa. "El Príncipe tiene que soportar mis comidas la mayoría de las veces", dijo con humor la duquesa Catherine agradeciéndoles a los cocineros la tregua a sus guisos. "Esa es la razón por la que me mantengo tan delgado", le siguió la broma el príncipe Guillermo.
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A la distendida velada en el incomparable escenario de la residencia de Houghton Hall no le faltó ni las exquisiteces de Galton Blackiston, Sat Bains, Claude Bosi, Tom Kerridge y Mark Edwards, los cinco chefs de renombre mundial encargados de la carta; ni un espectáculo de amenidades –las actuaciones musicales de los Jefford Brothers y Sam Aldersey-Williams y los números de magia del mago Archie Manners-; ni la interpretación del coro de la organización benéfica Treehouse (La Casa del Árbol); ni el brindis de champán por los niños. Sus otros niños.
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