Guillermo de Inglaterra se gana una 'regañina de abuela' en el 'Trooping the colour', y nosotros no podemos parar de reír

Por hola.com

No importa quién seas, ni la edad que tengas, porque nunca serás demasiado mayor para una regañina de tu abuela. El príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión a la Corona británica, feliz esposo de la Duquesa de Cambridge, padre de familia de los príncipes George y Charlotte y todo un hombre hecho y derecho de casi 34 años (los cumple el próximo 21 de junio), se ganó como un nieto cualquiera una reprimenda de su abuela (no una cualquiera), la reina Isabel II, durante el desfile de Trooping the colour de este año, que ha sido de lo mejor que hemos visto en toda la semana.

Los observadores reales captaron el toque de abuela durante la salida de la Familia Real británica al balcón del Palacio de Buckingham. Todo discurría conforme al buen criterio de la soberana hasta que... el príncipe Guillermo se agachó para tener una charla a la misma altura de su pequeño, el príncipe George, lo que no sólo no impresionó a Su Majestad, sino que no le gustó en absoluto. La reina de reinas, totalmente consciente de los miles de ojos que estaban puestos sobre ellos, corrigió inmediatamente a su nieto mandándole que se pusiera de pie.

Y el príncipe Guillermo no perdió ni un segundo en acatar las órdenes de la abuela con la cabeza gacha. El príncipe Harry, que estaba pendiente de la divertida conversación de su hermano con su sobrino, se aplicó la riña queriendo evitar daños colaterales, y enderezó su postura y puso de nuevo la mirada al frente antes de que la Reina de Inglaterra la tomara con él.

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Y es que, como sus besos, el regaño de la abuela nunca se olvida. Aún recuerda el Duque de Cambridge aquella otra vez en la que la reina Isabel le dio "un imponente rapapolvo" cuando era pequeño. El Príncipe explicó en el documental La Reina a los 90 que su primo Peter Phillips y él estaban persiguiendo a Zara, que escapaba de ellos en un carrito motorizado: "Logramos acorralar a Zara en una farola y la farola casi la aplasta. Y me acuerdo de que mi abuela fue la primera persona en aparecer corriendo por el césped en su kilt. Venía dándonos un imponente rapapolvo, y la imagen permanece grabada en mi mente desde aquel instante".