El príncipe Guillermo ha respondido a las críticas. Ha abordado con casco los reproches de los últimos días acerca de su liviana agenda oficial -sobre todo en comparación con la de la nonagenaria reina Isabel-, y ha contestado que “encajar las críticas forma parte del trabajo”. Nada más. El Duque de Cambridge se negó a hacer más comentarios que éste cuando se le preguntó varias veces si se sentía frustrado por las quejas referidas a su disminuida carga de trabajo.
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Cuando al Príncipe se le insistió en una entrevista para la cadena británica ITV en si le resultaba molesto que se estuviera cuestionando su trabajo, no quiso dar más explicaciones y se limitó a decir: “Hoy venimos a hablar de la crisis de la caza furtiva”. La entrevista, grabada la semana pasada en el palacio de Kensington, se emitió ayer martes por la noche y se centraba principalmente en el comercio ilegal de la vida salvaje, una causa que le toca hondo.
El Duque de Cambridge, que la semana pasada acalló las protestas aprovechado sus días fuera de servicio como piloto de rescate para cumplir intensivamente con su labor como Príncipe, confesó que esperaba que en el futuro, cuando sus hijos crecieran, George y Charlotte de Cambridge compartieran su mismo compromiso con la protección de especies en peligro de extinción, bromeando con que el príncipe George pudiese convertirse en un "fanático" de la conservación.
"Definitivamente me gustaría ver a George y Charlotte en África, que tendrían un tiempo maravilloso y puedo imiginarme al príncipe George como un entusiasta del mundo de la conservación con sus brazaletes y sus sandalias", declaró el Príncipe. "Me gustaría que se interesaran por el tema y que llevaran a cabo el mismo tipo de ideas y proyectos que yo".
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El Duque ha tenido una semana muy ocupada elevando a un nivel superior su campaña para detener la caza furtiva. Posó para las fotos en la parte superior de una grúa de 220 pies, alrededor de los 66 metros, utilizada para la descarga de los buques de carga poniendo de relieve lo sencillo que es el contrabando de los productos ilegales de la vida silvestre, como el marfil, a través de la industria del transporte marítimo.
La organización de la Unión por la Fauna del príncipe Guillermo ha reunido a 40 agencias y corporaciones de vida silvestre para firmar la Declaración del palacio de Buckingham, un compromiso de 11 puntos para detener el marfil y otros artículos de contrabando a través de la industria del transporte: “Un cambio de juego en la carrera contra la extinción”.