La Duquesa de Cambridge es luz en la noche. Resplandece como nunca con un toque de brillo añadido a sus últimas veladas de gala. El fulgor digno de una reina. Interior, como saca a relucir su agenda oficial, y obviamente exterior. Y es que ha tomado en consideración los consejos de la soberana británica para dar la mejor imagen del reino y ahora acude con relativa frecuencia a los cofres de palacio, llenos de verdaderos tesoros para coronar sus citas de largo y tiara. Abrimos el creciente joyero real de la Duquesa. Deslumbrante.
VER GALERÍA
PENDIENTES DE ZAFIROS CON FLECOS DE BRILLANTES
El azul es el color de la Duquesa de Cambridge y fue también el de la Reina madre. Si bien llevaba con frecuencia broches de zafiros durante el día -George VI sin duda demostró siempre buen ojo con la piedra-, rara vez aderezaba con la gema azul sus veladas de noche. Alguna noche de teatro, de las pocas ocasiones en las que se quitó sus pendientes favoritos, lució esa excepción que confirma la regla: los zafiros con orla y flecos de brillantes. Al igual que muchas otras joyas de su colección, no se conoce su historia. Tan sólo su presente.
Podemos asumir que los susodichos pendientes fueron heredados en 2002, a la muerte de la Reina madre, por la reina Isabel. La soberana británica, propietaria de los más bellos y espectaculares zafiros, nunca los lució públicamente y se dio por supuesto que los había cedido en calidad de préstamo a la Duquesa de Cornualles, como había hecho con la mayoría del joyero de la Reina madre, pero recorrieron una ruta diferente: la Duquesa de Cambridge se los puso por primera vez este octubre de 2015 en la gala benéfica de la fundación 100 Women In Hedge en el Museo Victoria & Albert. Y, porque son de su gusto personal, porque conjuntan a las mil maravillas con su anillo de compromiso, porque son sencillamente de su color..., apostamos que no será la última vez que los veamos en la Duquesa.
VER GALERÍA
TIARA DE FLOR DE LOTO
La tiara de flor de loto, o papiro como también se la conoce, es la única diadema que la Duquesa de Cambridge ha lucido después de su Boda Real y que además ha repetido pese a que tiene tanto donde elegir en los cofres reales. Originalmente la tiara no era tal. Cuando Elizabeth Bowles-Lyon, luego Reina madre, se casó con el futuro rey George VI recibió como regalo de bodas un collar de diamantes y perlas, que decidió reconvertir en la actual tiara flor de loto. Lució a menudo la diadema mientras fue Duquesa de York, pero una vez se convirtió en Reina comenzó a llevar algunas de las más importantes en su lugar. Así la reina Elizabeth acabó dando en 1959 la tiara a su hija menor, la princesa Margarita.
La hermana de la reina Isabel le sacó mucho partido durante su juventud, pero en los años 70 y 80 la tiara apenas salió del joyero real. Hizo una reaparición puntual cuando el hijo de la princesa Margarita, el vizconde Linley, contrajo matrimonio en 1993. La novia, futura vizcondesa Linley, se la puso en su gran día.
Y nada más. Después desapareció de las citas de gala durante muchos, muchos años sin que nadie supiera realmente si seguía en poder de los hijos de la Princesa o si había sido devuelta a la Familia Real británica a su muerte en 2002. Pasó otra década y, cuando ya parecía destinada al ostracismo de la cámara acorazada, de repente la tiara volvió a los salones de palacio protagonizando un nuevo momento de gloria. Una reaparición estelar de la mano nada menos que de la Duquesa de Cambridge en diciembre del 2013 en la recepción diplomática anual, a la que ha seguido otra este 2015 en su primer banquete de Estado en honor al Presidente y la Primera Dama de China.
VER GALERÍA
BRAZALETE DE BODA
Volvió a ponerse de manifiesto la buena relación de la reina Isabel y la Duquesa de Cambridge una vez más en el banquete de Estado en honor al Presidente y la Primera Dama de China con otro valioso (económico y sentimental) préstamo: el brazalete del Duque de Edimburgo. La firma londinense de Philip Antrobus fue la encargada de la creación y el diseño tanto del anillo de compromiso como del regalo de boda que el Duque le hizo a su esposa en 1947. Ambas joyas llevan los diamantes, sacados de una tiara que perteneció a la madre del Duque, la princesa Alicia de Battenberg -después por matrimonio princesa Andrés de Grecia y Dinamarca-, y que fueron engarzados en platino.
El regalo de boda tomó la forma de una amplia pulsera con motivos geométricos escalonados alrededor de los tres grandes diamantes centrales. Es una pieza de cierta envergadura debido a su anchura, que la reina Isabel ha llevado desde los primeros años de su matrimonio hasta hoy.
La soberana británica llevó el brazalete en las fotografías oficiales tomadas con motivo de su Jubileo de diamante. Que, entre tantos tesoros a su disposición, eligiera ponerse para los retratos su brazalete de boda, junto a otras joyas que tienen gran historia y especial relación con la reina Victoria -la única otra monarca británica que ha cumplido los 60 años en el trono-, puede interpretarse como un expreso homenaje al Duque y al apoyo que le ha dado a lo largo de su reinado.
Dado su enorme valor sentimental y dado que la Reina ha gastado el brazalete en los últimos años, la sorpresa fue mayúscula cuando la Duquesa de Cambridge apareció con la joya en su primer banquete de Estado. Otro gesto de lo más elocuente.
BRAZALETE DE LA REINA MARY
El otro brazalete que la Duquesa de Cambridge lució en su primer banquete de Estado es una de las varias gargantillas de diamantes de la colección de la reina Mary. La pieza está incluida en el libro Reina de diamantes, donde aparece etiquetada como pulsera de malla de la reina Mary, de ahí la confusión entre ambas joyas. Pero lo cierto es que la gargantilla parece haber sido utilizada últimamente como pulsera. La Reina madre lució el brazalete en el retrato oficial con motivo de su 75º cumpleaños, firmado por Norman Parkinson. Ahora destella del brazo de la Duquesa de Cambridge.
VER GALERÍA
COLLAR DE NIZAM DE HYDERABAD
La Duquesa de Cambridge estrenó en la National Portrait Gallery el impresionante collar de brillantes de Nizam de Hyderabad. El código de vestimenta era "corbata negra con un toque de brillo" y la esposa del príncipe Guillermo por supuesto tampoco incumplió esta vez la etiqueta y ciertamente dio resplandor a su atuendo con este collar de valor incalculable prestado por la reina Isabel. La fabulosa pieza fue un regalo de bodas en noviembre de 1947 para la soberana inglesa de parte de Nizam de Hyderabad, entonces rey de un estado de India.
VER GALERÍA
TIARA HALO
La propia reina Isabel quiso que la Duquesa de Cambridge se casara el 29 de abril de 2011 con una de sus joyas más especiales: la tiara Halo de Cartier, que recibió de la Reina Madre por su 18º cumpleaños. La diadema es de platino con diamantes con rueda de desplazamiento, o palmette, motivos creados por los talleres de Cartier Londres. El Duque de York compró la pieza, compuesta por 739 diamantes de corte brillante y 149 diamantes en talla baguette, a su esposa pocas semanas antes de su ascensión al Trono de Inglaterra, tras la abdicación de su hermano, el rey Eduardo VIII. La tiara ha pasado de generación en generación y por ello la soberana inglesa se la cedió a la esposa de su nieto para que la luciera en su día más importante. Un gesto que puso de manifiesto la importancia que la soberana concede a la Duquesa y de su afecto hacia ella.