Abril es un imán de alegrías para los Windsor y todo apuntaba a que la tradición iba a seguir con el nacimiento del segundo hijo de los Duques de Cambridge. Al cumpleaños de la reina Isabel, que el pasado 21 de abril se quedó a las puertas de los noventa, y al aniversario de bodas de los Duques de Cambridge, que cumplieron el 29 de abril cuatro años de amor, se iba a sumar el nacimiento del bebé, una Princesa, a la que se esperaba para la segunda quincena de abril.
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El mundo -y especialmente el Reino Unido- estaban pendiente de la llegada del bebé, las apuestas preferían niña y los alrededores de ala Lindo del hospital St. Mary de Londres clausurados por seguridad hasta el día 30 de Abril. Pero en vista de que el bebé no llegaba, el día 29 se ampliaron cinco días más las medidas de seguridad y ahí se dio por seguro que sería un bebé de mayo.
Muchos deseaban que las estrellas se alineasen y el número preciso de hojas coincidiera con alguna de estas ocasiones especialmente significativas. Y es que la felicidad se multiplicaría. A la alegría del acontecimiento, se uniría la alegría del momento.
No hubo alineación estelar. Finalmente el bebé de los Duques de Cambridge no compartirá fecha de nacimiento con Isabel II, reina de todas las reinas, aunque puede que sí sus virtudes como su grandeza y su humildad. La Reina de Inglaterra nació a las 2:40 de la madrugada del 21 de abril de 1926 en el 17 Bruton Street, en Mayfair, Londres. Era la primera hija de los entonces Duques de York, que después se convirtieron en el rey Jorge VI y la reina Elizabeth.
Por aquel entonces, se convirtió en tercera en la línea al trono, tras su tío Eduardo, Príncipe de Gales, y tras su padre. Su tío se convirtió en rey Eduardo VIII, pero no por mucho tiempo, ya que abdicó sin haber cumplido el año de reinado en diciembre de 1936. Ni se esperaba que el Duque de York ascendiera al trono, ni que ella fuera un día Reina. Aún menos que un día se convertiría en reina de jubileos -plata, rubí, oro, diamante... - y junto a su tatarabuela, la reina Victoria, que como ella ciñó su corona durante sesenta y tres años, de 1837 a 1901, en la soberana con el reinado más largo.
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También se descartó otra bonita fecha para los amantes de la literatura y por descontado para los admiradores reales: el 23 de abril, festividad de san Jorge y, por tanto, santo del príncipe George de Cambridge, hijo mayor de los Duques de Cambridge. Pero aún había esperanza. Si, por esas casualidades de la vida, la duquesa Catherne hubiera dado a luz justo mañana, 29 de abril, el bebé coronaría el gran amor de sus padres, los Duques, nada más y nada menos que en su propio aniversario. Tampoco fue así y ahora los Windsor tienen otro bonito mes que señalar en el calendario, Mayo, cuando nació la Princesa de Cambridge.