Medio siglo después de la coronación de Isabel II de Inglaterra
La reina Isabel II y su marido, el Duque de Edimburgo presidieron esta mañana los actos conmemorativos que han tenido lugar en la Abadía de Westminster con motivo de la celebración del 50º aniversario de la llegada al trono de la Soberana inglesa.
Además de los miembros de la [Familia Real inglesa], alrededor de 1.000 conciudadanos -entre ellos, Margaret Thatcher y Edmund Hillary, cuya conquista del Everest fue emitida el mismo día de la coronación (1953)- no quisieron perderse, 50 años después de que Isabel II se convirtiera en Reina,, la renovación de sus votos como Soberana.
Camilla del brazo de su padre
Camilla Parker Bowles, que había sido invitada por la Reina, llegó a la abadía con su padre, Bruce Shand, de 86 años. Aunque una vez más la novia del Heredero al Trono tomó asiento cerca de la Familia Real, tampoco lo hizo en esta ocasión junto a su compañero sentimental, el Príncipe de Gales. De hecho, el príncipe Carlos se sentó junto a su primogénito, el príncipe Guillermo, que dentro de tres semanas celebrará su 21º cumpleaños y que, a diferencia de la mayoría de los actos oficiales, no contó esta vez con el apoyo de su hermano Harry ( Se quedó encerrado en Eton preparando sus exámenes finales).
Quienes sí estuvieron presentes en el servicio religioso fueron el Duque de York, el Conde y la Condesa de Wessex, que esperan su primer hijo para el próximo mes de diciembre; la Princesa Real Ana y su marido, Timothy Laurence; el Duque y la Duquesa de Gloucester, el Duque y la Duquesa de Kent, la Princesa Michael de Kent, y la Princesa Alexandra con su marido, Angus Ogilvy.
Sobrio e íntimo
El acto conmemorativo fue en esta ocasión mucho más sobrio e íntimo que los festejos del Jubileo de Oro que tuvieron lugar en junio del año pasado. De hecho, la llegada de la Reina a la Abadía de Westminster así como la salida fueron hechas en la limusina real. Un gran contraste al recordar que el año pasado la Reina se trasladó en una carroza de oro del siglo XVIII, tirada por caballos... Realmente diferente de aquella fecha de 1953 cuando a las 12 y media de la mañana del dos de junio, Isabel II y su esposo, nombrado ya por ella, príncipe de Gran Bretaña e Irlanda (con el uniforme de gala de almirante) llegaban a la Abadía en un precioso carruaje construido en 1972 para la coronación de Jorge III. Un coche de ocho metros de largo (4.000 kilos de peso), con 25.000 hojas de oro como adorno, del que tiraban ocho caballos enjaezados con las armas y los colores de los Windsor.
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Además de los miembros de la [Familia Real inglesa], alrededor de 1.000 conciudadanos -entre ellos, Margaret Thatcher y Edmund Hillary, cuya conquista del Everest fue emitida el mismo día de la coronación (1953)- no quisieron perderse, 50 años después de que Isabel II se convirtiera en Reina,, la renovación de sus votos como Soberana.
Camilla del brazo de su padre
Camilla Parker Bowles, que había sido invitada por la Reina, llegó a la abadía con su padre, Bruce Shand, de 86 años. Aunque una vez más la novia del Heredero al Trono tomó asiento cerca de la Familia Real, tampoco lo hizo en esta ocasión junto a su compañero sentimental, el Príncipe de Gales. De hecho, el príncipe Carlos se sentó junto a su primogénito, el príncipe Guillermo, que dentro de tres semanas celebrará su 21º cumpleaños y que, a diferencia de la mayoría de los actos oficiales, no contó esta vez con el apoyo de su hermano Harry ( Se quedó encerrado en Eton preparando sus exámenes finales).
Quienes sí estuvieron presentes en el servicio religioso fueron el Duque de York, el Conde y la Condesa de Wessex, que esperan su primer hijo para el próximo mes de diciembre; la Princesa Real Ana y su marido, Timothy Laurence; el Duque y la Duquesa de Gloucester, el Duque y la Duquesa de Kent, la Princesa Michael de Kent, y la Princesa Alexandra con su marido, Angus Ogilvy.
Sobrio e íntimo
El acto conmemorativo fue en esta ocasión mucho más sobrio e íntimo que los festejos del Jubileo de Oro que tuvieron lugar en junio del año pasado. De hecho, la llegada de la Reina a la Abadía de Westminster así como la salida fueron hechas en la limusina real. Un gran contraste al recordar que el año pasado la Reina se trasladó en una carroza de oro del siglo XVIII, tirada por caballos... Realmente diferente de aquella fecha de 1953 cuando a las 12 y media de la mañana del dos de junio, Isabel II y su esposo, nombrado ya por ella, príncipe de Gran Bretaña e Irlanda (con el uniforme de gala de almirante) llegaban a la Abadía en un precioso carruaje construido en 1972 para la coronación de Jorge III. Un coche de ocho metros de largo (4.000 kilos de peso), con 25.000 hojas de oro como adorno, del que tiraban ocho caballos enjaezados con las armas y los colores de los Windsor.