George IV, conocido por sus extravagancias, comparó la carroza con un pequeño barco en medio de un mar enfurecido y prefirió hacer a pie el camino hacia la abadía de Westminster en la que sería coronado. Su hermano, William IV, sin embargo, sí la usó para su coronación (1831) imponiendo para siempre tal costumbre en el reino de Gran Bretaña.
La reina Victoria, Eduardo VII, Jorge V, Jorge VI, etc, también hicieron uso del maravilloso carruaje en mayor o menor medida, a la vez que fueron introduciendo pequeñas reformas para adaptar la carroza a los nuevos tiempos. La más importante de todas, sin duda, la llevada a cabo por el rey Jorge VI, que mandó forrar de goma las ruedas -invocan a las de los carros de la antigua Roma- para evitar las "horribles" vibraciones y dar una mayor estabilidad al carruaje.
Por tercera vez
La reina Isabel II usó la carroza de oro, por primera vez, en el año 1953, para trasladarse a la abadía de Westminster donde sería coronada; por segunda vez, en 1977, para su Jubileo de plata, y la ha vuelto a usar hoy, 4 de junio del año 2002, para recorrer las calles de Londres en el último día de las celebraciones de su Jubileo de Oro.
Al lado de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, la Reina vivió uno de los momentos más emocionantes del jubileo viendo como sus conciudadanos la saludaban con verdadero cariño, a su paso hacia la catedral de Sain Paul.
Los símbolos del poder
Como marca la tradición, ocho caballos enjaezados con el arnés rojo de Marruecos tiraron del coche de más de cuatro toneladas, con sus paneles pintados, con sus tres ángeles, que representan a Inglaterra, Escocia e Irlanda sosteniendo la corona y el cetro y sus tritones. Dioses mitológicos del mar, con cabeza de hombre y cola de pez, que siguen representando el poder marítimo de Inglaterra a lo largo de la historia.