Los reyes Felipe y Letiza han sido testigos esta tarde en el Palacio Real de Amsterdam de un importante debut para Amalia de los Países Bajos. Por primera vez, ha presidido junto a sus padres un banquete de Estado en un nuevo paso adelante en su consolidación como heredera. El monarca de los Países Bajos y la reina Máxima han elegido para este momento una cena de gala en honor a sus homólogos españoles, a los que les une una estrecha relación. Don Felipe ha agradecido este gesto en su discurso, en el que también ha destacado, que junto a su hija la princesa Leonor, ambas herederas representan el futuro de sus monarquías.
Además, el monarca español ha concedido a Amalia su primera condecoración internacional. Se trata de la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica de manos del rey Felipe, que lucía esta noche tan siginificativa para ella. “Queriendo dar una prueba de mi real aprecio a su alteza real la princesa Catharina-Amalia de los Países Bajos, a propuesta del Ministerio de Asuntos Exterior, Unión Europea y Cooperación, y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del 9 de abril de 2024, vengo en concederle la gran cruz de la Orden de Isabel La Católica”, reza el texto del BOE en el que se ratifica la concesión. Esta orden fue instituida por Fernando VII el 14 de marzo de 1815 con el nombre de Real Americana Orden de Isabel la Católica, con el fin de “premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de aquellos territorios”.
Amalia, con el porte regio heredado de su madre, ha posado majestuosa en la fotografía oficial justo detrás de los dos reyes entre su tía abuela Margarita de los Países Bajos y su abuela la princesa Beatriz, con las que ha compartido varios gestos de complicidad. La heredera ha coronado su vaporoso vestido azul con capa con la tiara de Pavo Real, un tesoro desaparecido durante 28 años, que es bien conocida por todos los expertos e historiadores porque data de 1897. Con apenas 17 años, la reina Guillermina, ascendió al trono tras la muerte de su padre, Guillermo III. Como soberana reinante, debía lucir aderezos excesivamente grandes para una joven de su edad, pero la adaptabilidad de esta pieza la catapultó como una de sus favoritas.
Es la cuarta vez que vemos a Amalia de los Países Bajos con tiara. En octubre de 2023 acudió con una fabulosa diadema al 18 cumpleaños de Christian de Dinamarca y unos meses antes a la boda del príncipe heredero de Jordania, Hussein con Rajwa. La primera la lució en el verano de 2022, en el cumpleaños de Ingrid de Noruega, al que acudió del brazo, precisamente, de don Felipe.
Ha coincidido, por tanto, en más ocasiones con los Reyes de España, país con el que tiene un estrecho vínculo incluso desde antes de nacer ya que sus padres se conocieron en la Feria de Abril de Sevilla hace 25 años al coincidir en la caseta del Real Club de Andalucía. La Princesa habla perfectamente española gracias al origen argentino de la reina Máxima y el pasado año residió en Madrid durante un tiempo, ta y como ha dado a conocer su padre, el rey Guillermo, en su discurso: "El año pasado, las circunstancias hicieron que residiera en Madrid. Desde allí pudo continuar sus estudios en la Universidad de Ámsterdam. Todo ello fue posible gracias a la afectuosa dedicación de un gran número de sus conciudadanos y de Sus Majestades".
Un nuevo paso como heredera
Desde que alcanzó la mayoría de edad, la Princesa, que ahora tiene 20 años, ha ido ganando peso institucional y también presencia internacional. Tras cumplir los 18, ingresó en el Consejo de Estado, un órgano asesor independiente del Gobierno y el Parlamento en materia de legislación y gobernanza, y es el tribunal administrativo general más alto del país. Después participó en el Día del Príncipe, donde montó por primera vez en carroza con joyas históricas. Fuera de los Países Bajos, realizó su primera gran gira internacional de presentación por el Caribe, tuvo oportunidad de conocer de manera oficial a Carlos III antes de su coronación, y acudió junto a sus padres al banquete con motivo de la boda de Hussein de Jordania junto a otros miembros de la realeza mundial.
Cada uno de estos pasos, con el de todas las futuras reinas -hablamos en femenino porque así se se escribe el futuro en la mayoría de las monarquías europeas- ha estado cargado de una gran expectación. Apenas unas horas antes del evento, las cámaras captaban a la Princesa llegando al Palacio Real con una gabardina y una enorme bolso. Ha saludado a la prensa antes de entrar con una ligera sonrisa, consciente del importante debut que tenía por delante. Junto a ella, algunos ayudantes, entre ellos su peluquera, entraban también con maletas de pequeño tamaño que probablemente contuvieran parte del atuendo con el que ha sorprendido esta noche.
Su próximo encuentro con los reyes Felipe y Letizia será este jueves en el Museo STRAAT de Ámsterdam donde inaugurarán una exposición de diez muralistas españoles y neerlandeses que estará abierta hasta el 2 de junio.