La canciller alemana, que escuchaba atentamente a su interlocutora, entendió 'Franz' en lugar de 'Francia', dado que las dos palabras se pronuncian de manera similar. Y su pregunta entonces fue: '¿qué Franz?'. Un momento de confusión de lo más divertido y simpático que generó las risas no solo de las dos protagonistas, sino también de los que allí se encontraban con ellas en ese momento