Tiara de diamantes y perlas de lágrima
La incidencia de la luz influye en el brillo de los diamantes, pero si es la luz de Máxima de Holanda, que centuplica cada haz, no es influjo… Es determinación: las piedras que la coronan lucen más que ninguna otra. Como las de la tiara de diamantes y perlas de lágrima escalonadas, que la reina Máxima, Princesa de Orange por aquellos tiempos, llevó cuando estaba a punto de cumplirse su primer aniversario de bodas, con motivo de la cena de gala ofrecida por la Familia Real holandesa en el Palacio de Noordeinde en honor del Presidente de México, Vicente Fox, y de su esposa, Marta Sahagún, y después en otras muchas ocasiones.
Un diseño de flores de diamantes, engastados en platino, que coronan siete perlas naturales y purísimas, en forma de lágrima, y de tamaño extremadamente infrecuente. Precisamente las perlas en forma de lágrima son algunas de las piezas más antiguas de la colección de la Casa de Orange-Nassau y podrían haber sido adquiridas por la princesa Amalia (siglo XVII), que se hizo famosa por su colección de perlas. Aunque, por el momento, el origen de estas excepcionales joyas es incierto, no se echan en falta numerosísimas hipótesis al respecto. Mientras la gran mayoría consideraba antiguamente que procedían de la diadema Pavolnik de la reina Paulovna, en la actualidad tiene más adeptos la teoría de que las perlas sean mucho más antiguas: de la época de la princesa Amalia de Orange, condesa von Solms-Braunfels, ya que las perlas de la diadema Pavolnik parecen distinta forma. Sea como fuere, coronan a Máxima de Holanda para reinar.