El pasado sábado 22, la princesa Amalia debutó en su primer acto oficial en solitario como heredera al trono de los Países Bajos. En Vissingen, la joven, de 21 años, presidió el bautizo de un nuevo buque de apoyo 'Den Helder'. En todo momento segura y confiada, Amalia recorrió el barco y charló con los miembros de su tripulación.
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Para tan importante debut vistió un elegante traje de chaqueta rosa empolvado, compuesto por chaqueta de doble botonadura y pantalón ancho de pinzas. Un estilismo que ya había utilizado en un evento al que había acudido junto a su madre, la Reina Máxima, en Atenas. Aunque en esta ocasión quiso darle un toque sofisticado, combinándolo con un jersey de cuello alto color cámel y abrigo sobre los hombros en el mismo tono. El hecho de colocarse el abrigo de esta forma es un claro guiño al estilo y sofisticación de su madre, quien suele llevarlo así y es su gran referente de estilo. Además, el bolso color avellana que escogió es de la diseñadora Marina Raphael, una de las favoritas de su progenitora. Un homenaje a su madre, en un día clave en su vida.
Sin embargo, hubo un detalle que pasó desapercibido: y es que, en un momento, la princesa sostenía entre sus manos un pequeño y coqueto espejo de bolsillo, con forma circular.