Con el mes de septiembre a punto de arrancar, el nuevo curso ha comenzado, también para los reyes Máxima y Guillermo Alejandro. Los monarcas de los Países Bajos han retomado su agenda conjunta tras un verano repleto de emociones y marcado por sus vacaciones en Grecia y el inicio de la nueva etapa escolar de la princesa Ariane, quien ya se encuentra en Italia para encarar el Bachillerato Internacional, que cursará en el United World College Adriático. Ahora, con este reto para la tercera en la línea de sucesión al trono, que se enfrenta por vez primera a la independencia, sus orgullosos padres han realizado una de sus tradicionales visitas regionales a la zona del valle de Gelderland, un compromiso que se enmarca en una iniciativa que pretende impulsar la comunidad de la comarca y que ha dejado unas estampas de lo más curiosas.
Entre ovejas y en sintonía con los colores del valle
Además de pasar por las localidades holandesas de Nijkerk, Barneveld, Scherpenzeel, Ede y Wageningen con el objetivo de tener contacto directo con la zona y poner en valor la importancia de conservar su patrimonio, los soberanos de los Países Bajos han acaparado todas las miradas durante su visita al mencionado valle. ¿El motivo? Sus estilismos, unas apuestas sofisticadas, elegantes y poco frecuentes para la zona. Mientras que el monarca ha optado por un clásico traje de chaqueta azul marino y raya diplomática que ha combinado con camisa y corbata en otras tonalidades de este color y zapatos, la elección de su esposa se ha llevado todo el protagonismo.
Si este miércoles sorprendía en Róterdam estrenando un original bolso de mano naranja con una rana verde a modo de asa y un look de lo más multiculor, en esta ocasión la reina Máxima ha impactado con un outfit de aires otoñales que se empastaba a la perfección con el tono de la hierba que plagaba la mencionada localización. Ni las nubes que han empañado este jueves gris en Holanda, donde las temperaturas han oscilado entre los catorce y los veinte grados, ni las dificultades del terreno, ni el hecho de tener a un rebaño de ovejas como compañía han impedido que la esposa de Guillermo Alejandro de los Países Bajos se decantara por el conjunto que ha lucido.
Una cita campestre con mucho glamour ¡y previsión!
Enfundada en un set de dos piezas, compuesto por falda asimétrica de gran vuelo y top de manga corta y escote tipo barco, en vibrante verde firmado por Natan, la reina Máxima ha llamado la atención de los allí presentes y ha vuelto a demostrar que la distinción no está reñida con el emplazamiento. Si bien ha sabido adaptar su look a las inclemencias del tiempo, pues, además de portar un paraguas transparente para protegerse de las gotas que han caído, de igual modo que su marido, y ha agregado una gabardina abotonada de Burberry al conjunto, lo más significativo e inusual de su estilismo para esta cita campestre ha estado en sus complementos: los tacones que ha elegido para su entrada y su peculiar tocado con un gran lazo.
Aunque para esta jornada ha llevado dos pares de zapatos y posteriormente se ha cambiado para pasear más cómoda entre las colinas y posar frente a las cámaras, en un primer lugar, antes de colocarse unas bailarinas metalizadas de suela plana, ha aparecido con unas sandalias asimétricas en crudo de tacón ancho del mismo color que el accesorio que adornaba su melena. Durante el paseo, en el que los protagonistas han charlado e intercambiado impresiones con los paisanos sobre la utilización de la superficie agraria, su gestión e impulso, la argentina también ha deslumbrado con unos espectaculares pendientes de piedras, un anillo con una esmeralda en la zona central y bolso de hombro blanco.
Máxima de los Países Bajos lo confirma: este look es el nuevo flechazo de las 'royals'