Una semana después de su última aparición pública en la antesala del día de la construcción, la reina Máxima ha cambiado el chaleco reflectante, el casco y las gafas de sol con los que la vimos por dos estilismos marcados por la elegancia y la sofisticación. La ocasión lo merecía, y es que la monarca se encuentra realizando una significativa visita de Estado a Bélgica junto a su esposo, Guillermo de Países Bajos. Ambos se han trasladado a la capital del país por vez primera desde el comienzo de su reinado hace una década para reforzar los lazos que vinculan a ambas naciones y disfrutar de tres emocionantes días en compañía de los soberanos Matilde y Felipe I de los belgas. Pese a que los invitados llevan unas pocas horas en su destino, la argentina ya ha cautivado con su exquisito gusto a la hora de elegir sus outfits.
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La llegada de Máxima y Guillermo de Países Bajos a Bruselas ha estado marcada por la alegría de reencontrarse con los reyes Felipe y Matilde, que viajaron a Holanda para encontrarse con ellos en noviembre de 2016. Ha sido ahora, pasados siete años desde aquel viaje institucional de tres jornadas de duración, cuando la pareja real ha devuelto aquella visita, un paso con el que los protagonistas han vuelto a poner de manifiesto la fantástica relación que les une. Pero, más allá del entusiasmo con el que han hecho su esperada entrada en la estación de tren de Midi, a la que se han desplazado en el icónico Tren Real cuyos vagones dejarán de ofrecer servicio de forma inminente, ha llamado poderosamente la atención el estilismo elegido por Máxima.
La reina de Países Bajos ha bajado del vehículo enfundada en un espectacular look de dos piezas firmado por Natan con inspiración en los cincuenta. En tonalidad marfil y compuesta por blazer entallada con vistosas solapas, cinturón y escote de pico y falda midi de gran vuelo y corte en 'A', la opción escogida por Máxima ha resultado ser sobresaliente; más todavía si sumamos el incuestionable papel de sus complementos: una gran pamela de rafia a conjunto con el clutch, un broche de diamantes, guantes y collar y pendientes de perlas. Dispuesta a trasladarse hasta el Palacio Real de Bruselas para encontrarse con sus anfitriones de la mano de su esposo, la Reina ha acaparado todas las miradas de los allí presentes.
Por su parte, Matilde de los belgas ha apostado todo al granate y ha recibido a sus invitados con un diseño de corte midi ceñido a la cintura, fantásticas transparencias en la zona del escote y detalles florales en 3D en la parte inferior de la falda. Un maravilloso vestido que ha combinado con un tocado y un bolso de mano a tono y salones en camel. Ambas han paseado con los semblantes alegres y han charlado de forma distendida. Todo ello, horas antes del plato fuerte de la jornada, que ha tenido lugar esta noche en el Palacio de Laeken.
La noche había caído sobre el cielo despejado de Bruselas cuando las dos Reinas, arropadas por sus respectivos esposos, han vuelto a unir fuerzas en términos estilísticos. Las damas reales se han enfundado en sus mejores atuendos, han lucido sus joyas más preciadas y han deslumbrado como auténticas reinas de diamantes en la cena de gala que se ha celebrado en la residencia real de Bélgica. Ha sido allí donde Matilde y Felipe I de los belgas han recibido con honores a sus invitados, una cita en la que Máxima ha vuelto a superarse.
Los salones del palacio han acogido este martes un memorable desfile de distinción, ensueño, refinado gusto y quilates que ha dejado estampas oníricas y nostálgicas, propias de una película de princesas clásicas, en este caso, de verdaderas Reinas. Mientras Matilde de los belgas se ha inclinado por un diseño azul celeste de palabra de honor confeccionado con encaje, detalles de pedrería y una opulenta capa bordada, Máxima de Países Bajos tampoco ha decepcionado.
Máxima impacta con su look de gala trampantojo y una espectacular tiara transformable
La elección de la esposa del rey Guillermo para esta ocasión ha sido un modelo elaborado con tul en color rosa apagado de Jan Taminiau con el que ha realzado su escultural figura gracias al corte entallado de la cintura y el pronunciado escote trasero. A las flores como grandes estrellas de la pieza, la moncarca ha agregado la tradicional cinta morada de la orden del León Holandés, la tiara Stuart que llevó en su visita de Estado a Reino Unido y joyas de excepción, de igual modo que ha hecho Matilde.
Máxima de Holanda y su hija Amalia, a conjunto con maxivestidos estampados en el Caribe
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