Amalia de Países Bajos ya tiene 18 años, un punto de inflexión que marca el inicio de la vida adulta, pero que viene con un añadido de responsabilidad para una heredera al trono como ella. Un día después de su cumpleaños, ha dado un paso fundamental en el que ya mira de frente a su futuro destino como Reina. La Princesa ya forma parte del Consejo de Estado, el órgano asesor más importante del Gobierno holandés, un puesto que le corresponde por derecho al llegar a la mayoría de edad, tal y como establece la Constitución del país. Se ha incorporado en una sesión extraordinaria celebrada en el salón de baile del Palacio Kneuterdijk de La Haya, donde ha dado su primer discurso público, en presencia de sus padres, los reyes Guillermo y Máxima. Tras el cual ha dado una pequeña conferencia de prensa donde ha dicho que "no hay escuela para ser Reina", en referencia al futuro extrordinario que le espera.
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Debido a la renovación del Binnenhof, el complejo de edificios que alberga la sede de los Estados Generales de los Países Bajos, el Ministerio de Asuntos Generales y la oficina del primer ministro, esta sesión extraordinaria se ha llevado a cabo en el Palacio Kneuterdijk y no en la Cámara del Pleno del Consejo de Estado en el Binnenhof. Minutos antes de que diera comienzo la sesión extraordinaria, todo estaba listo para que en la misma mesa ovalada en la que su abuela, la princesa Beatriz, y su padre, el actual soberano, se sentaron cuando alcanzaron la mayoría de edad.
La Princesa ha llegado junto a sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, que la han arropado en esta importante cita. Se ha mostrado muy segura, aunque ha cogido el brazo de su padre para evitar tropiezos. En esta cita ha llevado un vestido estampado de largo midi y volantes, abrigo azul con cinturón y unos zapatos de tacón muy alto. Su madre, un traje en rojo que ha complementado con un sombrero. Muy sonrientes, los tres se han parado en la entrada para ser fotografiados por los muchos medios que se han acreditado para este acto. En ese momento, la Reina ha cogido de una de las personas del público una rosa blanca que ha entregado a su hija.
Antes de su esperada intervención, ha sido su padre, presidente del Consejo, el que ha comenzado la reunión con unas breves palabras dedicadas a su primogénita, que se ha sentado a su derecha. Amalia, flanqueada por los Reyes, se ha mostrado tranquila aunque con emoción contenida dada la importancia de este momento. "Es un gran placer para mi esposa y para mí estar entre ustedes, junto con nuestra hija mayor. Estamos orgullosos de acompañarla en su ingreso a este Consejo, que cumple tan importante función en nuestro estado constitucional democrático", ha comenzado el monarca.
Después, ha sido el turno de la Princesa que ha pronunciado sus primeras palabras en público, ante la atenta mirada de sus orgullosos y emocionados padres. En su intervención ha mostrado seguridad y un gran aplomo en este acto sencillo, pero cargado de solemnidad y significado. "Gracias, presidente, si puedo llamarte así por una vez, por tus cálidas palabras. Es un honor ser recibida por ustedes. Desde ayer tengo, como dice nuestra Constituión un escaño por derecho porpio en el Consejo de Estado. Y eso tiene que ver con la función que me espera. En un futuro lejano, espero. Aunque siempre existe la posibilidad de que podría ser mañana", ha comenzado su intervención. Para terminar ha dicho: "Repito aquí con convicción las palabras de mi abuela [la princesa Beatriz] que pronunció en 1956: 'Durante mucho tiempo, miembros del Consejo de Estado, me consideraré su alumna. Intentaré ser consciente de mi responsabilidad y ser una buena estudiante'. Gracias, presidente, por presentarme al Consejo y al vicepresidente, agradezco a los miembros la amabilidad con que me han recibido. Gracias". Acto seguido, la Princesa ha concedido una pequeña conferencia de prensa.
Junto a sus padres, Amalia de Países Bajos se ha enfrentado a las preguntas de un grupo reducido de periodistas donde ha dicho que "No hay escuela para ser reina, como la hay para ser panadera o abogada. Por eso creo que hay que mirar al pasado ¿Qué se ha hecho antes? Pero también hay que ir con los tiempos. Intentaré dar mi propia interpretación y creo que el Consejo de Estado es un buen lugar para empezar", ha respondido. También ha reconocido que en los últimos años ha sido "cada vez más consciente" de lo que significa pertenecer a la realeza. "Veo sobre todo que mi padre y mi abuela le han dado una interpretación personal, lo que me emociona y veo en ambos un gran servicio y dedicación. Eso es algo que me llevo". Cuando se le ha preguntado qué ha aprendido hasta ahora durante su año sabático ha respondido: "He aprendido mucho y he conocido a gente interesante. Me llevo esas experiencas que también me han servido de crecimiento personal. Pero al igual que mi escuela y mi tiempo de estudio, veo esto como algo privado. Estoy agradecida por la intimidad que se me ha dado en los últimos tiempos", ha dicho según recoge el medio Nu.
La Carta Magna neerlandesa estipula que el soberano es el presidente del Consejo, un cargo meramente ceremonial ya que la gestión diaria recae en el vicepresidente. La reina Máxima forma también parte de esta institución desde octubre de 2004. Después de este acto institucional, ha llegado otro con mucho más simbolismo en el jardín francés del Palacio, donde la heredera ha plantado una lima real como manda la tradición.
El Consejo de Estado está formado por setenta consejos. Es un órgano asesor independiente del Gobierno y el Parlamento en materia de legislación y gobernanza y es el tribunal administrativo general más alto de los Países Bajos. Estas tareas son realizadas por dos departamentos separados: la Divisón de Asesoramiento y la División de Jurisdicción Administrativa. Como heredera al trono, la Princesa tiene un puesto no solo en el Consejo de Estado, sino también en la División de Asesoramiento. Amalia, al igual que su madre, pronto podrá participar en las reuniones de esta división, aunque no tiene derecho a voto.
A partir de ahora, Amalia de los Países Bajos podrá asistir a las reuniones ceremoniales del Consejo de Estado, así como a las reuniones de la División de Asesoramiento, donde participará en los debates con el resto de consejeros. La frecuencia con la que acudirá en el futuro dependerá del contenido de su programa de capacitación y estará en consonancia con sus otras actividades. Además, está previsto que siga con sus estudios tras el año sabático del que actualmente está disfrutando. Su padre, el rey Guillermo, fue nombrado consejero de este organismo en 1985, pero no fue hasta después de completar sus estudios y hacer el servicio militar cuando participó activamente en el Consejo de Estado, es decir a partir de 1995, una década después de su nombramiento oficial. Formó parte de su preparación para convertirse en monarca.
Antes de este gran día que marca un antes y un después en su papel como heredera, la Casa Real distribuyó una serie de retratos oficiales de la Princesa de Orange realizados con gran solemnidad y con la técnica del claroscuro. Además, a través de un real decreto, el soberano ha otorgado a su primogénita su propio estandarte real y ha sido distinguida con la Gran Cruz de la Orden del León de los Países Bajos y la Orden de la Casa del León Dorado de Nassau. Unas semanas antes y siguiendo la tradición de su padre y su abuela, la Princesa plasmó sus confesiones más sinceras en una biografía autorizada en la que aseguraba, entre otras revelaciones, que cuando se siente sobrepasada acude al psicólogo o que le encantan las joyas y las tiaras.
El Gobierno holandés sigue preparando el futuro de la Princesa para que no haya ningún problema el día que le toque subir al trono. El primer ministro, Mark Rutte, ya se apresuró a manifestar que podrá ser Reina aunque se case con una mujer y que el Gobierno no pondrá ningún obstáculo para su acceso al trono en caso de que así fuese. El 1 de abril de 2001, los Países Bajos se convirtió en la primera nación del mundo en legalizar el matrimonio homosexual. Los miembros de la Casa Real no solo tienen que informar al Parlamento de con quién se van a casar sino que necesitan el permiso de la Cámara para poder hacerlo.