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Se abren los palacios y vuelve la elegancia en las visitas de Estado

Máxima arrasa en Noruega: del vestido ‘de agujeros’ más impactante a sus legendarias joyas

La Reina neerlandesa apostó por el aderezo de su ‘coronación’ destacando la tiara de treinta y un zafiros, con el central de cuarenta y cuatro quilates, y seiscientos cincuenta y cinco diamantes


18 de noviembre de 2021 - 18:09 CET

Después de un año de espera, llegó el día. El 9 de noviembre, los Reyes de los Países Bajos llegaban a Oslo —el soberano, al mando del avión— para emprender una visita de Estado de tres días en el reino de sus primos.

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Sobre estas líneas, el Rey Guillermo y Máxima, en el museo Munch, donde fueron los anfitriones de un concierto. La Reina se dejó la melena suelta con ondas y eligió un vestido azul celeste, de Claes Iversen, con agujeros en círculo —algunos de ellos, con forro ‘nude’—, rematados con bordados en oro.

Allí, a las puertas de palacio, los esperaban con recibimiento de honores y mucho cariño los Reyes de Noruega, la princesa Mette-Marit y la princesa Marta Luisa, que reaparecía radiante después de estar años alejada de la agenda de Palacio y recién llegada de Estados Unidos, donde pasó unos días con su novio, el chamán Durek.

La agenda de Guillermo Alejandro y Máxima incluyó compromisos en torno al cambio climático, defensa, energías renovables, cooperación, reuniones al más alto nivel, concierto en el museo Munch… y dos citas en el Palacio Real: almuerzo en familia —en el menú, caviar de fletán— y una cena de Estado a la que asistieron ciento noventa y siete invitados.

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Sobre estas líneas, a su llegada a Oslo, con un vestido verde ‘New Look’, de Natan; tocado; un bolso, de Sophie Habsburg, y salones, de Gianvito Rossi.

Las echábamos de menos, pero, finalmente y, después de casi dos años de pandemia, los Reyes de Europa han empezado a abrir palacios, cofres y armarios de gala. Se actualizan las relaciones, vuelven los abrazos y con ellos también los duelos de vestidos —la mayoría, reciclados— y joyas… Zafiros para la soberana de los Países Bajos, esmeraldas para la Reina noruega, diamantes para la princesa Mette-Marit y amatistas para Marta Luisa… Y la ganadora fue Máxima, aunque no se lo puso fácil su anfitriona, con el aderezo de la emperatriz Josefina.

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Sobre estas líneas, en la cena de Estado ofrecida por los Reyes de Noruega en el Palacio Real. La Reina rescató el vestido con capa de tul, de Jan Taminiau, y las joyas de la Reina Emma, tatarabuela de su marido. Arriba, Máxima recuperó su capa degradada en azul oscuro y ocre de Taminiau para un seminario en la biblioteca de Deichman.

La Reina Sonia unió fuerzas con las princesas Mette-Marit y Marta Luisa para el duelo de estilo, pero Máxima las dejó KO con su imbatible maleta

La Reina neerlandesa, siempre en estado puro, imponente e imbatible con su maleta, y añadiendo una última sorpresa: su vestido de gala cut out, del diseñador Claes Iversen. El modelo que eligió para ser la anfitriona del concierto que ofrecieron en honor a los Reyes de Noruega en el recién estrenado museo Munch. Al borde del fiordo de Oslo, volvió a jugar a experimentar con un vestido azul que ha dado la vuelta a Europa. Con estratégicos agujeros circulares —los más arriesgados llevaban un forro nude debajo—, bordados en oro con lentejuelas, y rayos de sol, Máxima puso el toque más ‘atrevido’ a una visita de Estado.

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Sobre estas líneas, la Familia Real noruega, con los Reyes de los Países Bajos Arriba, con su abrigo ‘estrellado’, de Claes Iversen.