Siempre había sido primavera la época ideal para las bodas, pero parece que esa tradición está cambiando y que el otoño está congregando un gran número de ellas. Sin ir más lejos, este fin de semana se ha celebrado el enlace de la condesa Tatjana von Waldburg zu Zeil-Hohenems y Philipp Eisl en Hohenems, Austria. Una boda que contó en la celebración posterior a la ceremonia religiosa con ilustres invitados como el rey Guillermo y la reina Máxima de los Países Bajos o la princesa Ángela de Liectenstein, entre otros. Los padres de la Condesa pertenecen al círculo de amigos íntimos de la pareja real, por lo que los monarcas de los neerlandeses no dudaron en viajar hasta Austria para compartir un día tan especial con ellos. Tal es la cercanía y el cariño que se profesan las dos familias que una de las hermanas de la novia es ahijada del rey Guillermo. Y no solo eso, sino que la hermana pequeña, Sophie, lleva entre sus nombres de bautismo el de Máxima, en honor a la Reina.
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Aunque los Reyes no estuvieron presentes en la ceremonia religiosa celebrada por la mañana, sí lo hicieron en la celebración posterior donde, una vez más, Máxima de los Países Bajos deslumbró con un diseño de escote asimétrico, con estampado de flores en azul y blanco, de Carolina Herrera. Un vestido que rescató de su vestidor, ya que lo utilizó en el año 2010 en las celebraciones del sesenta cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca. Unos 480 invitados se desplazaron hasta Hohenems para la asistir a la boda que se celebró el pasado sábado 2 de octubre. El compromiso de la pareja se anunció en abril de 2020 y el 'sí, quiero' estaba previsto para el 5 de junio de 2021, pero en esa fecha sólo se celebró la boda civil.
El novio llegó con su madre caminando desde el Palacio Hohenems, residencia de la familia de la novia. Fueron seguidos por los padres y los hermanos de ambos contrayentes. Finalmente, también llegó el abuelo de Tatjana, el conde Franz Josef von Waldburg-Zeil-Hohenems, en silla de ruedas, quien fue vitoreadopor los curiosos que allí se habían congregado. Una banda de música comenzó a tocar y detrás de ellos caminaron la novia del brazo de su padre, los 100 metros que les separaban de la Iglesia Parroquial de San Carlos, decorada con flores blancas y amarillas para el gran día. La Condesa lució un vestido color marfil con velo blanco. La tiara que portaba fue un regalo de la emperatriz Isabel de Austria, conocida como Sisi, a su nieta Isabel, la bisabuela de la novia, que en 1912 se casó con el conde Georg von Waldburg-Zeil-Hohenems.
A la salida de la iglesia, la pareja de recién casados fue recibida con música y vítores por parte de los invitados y abandonaron el lugar montados en un espectacular coche de época. La celebración tuvo lugar en los jardines del Palais Hohenems. La noche de gala comenzó alrededor de las siete y media de la tarde. Pronto llegaron los principales invitados de la boda: el rey Guillermo y la reina Máxima de los países, a quienes esperaba en la puerta los padres de la novia.