Han pasado ya dieciséis años desde el fallecimiento del príncipe Bernardo de los Países Bajos, pero la figura del que fuera rey consorte durante más de tres décadas (desde 1948 hasta 1980) gracias a su matrimonio con la reina Juliana I de los Países Bajos, a la que conoció durante los Juegos Olímpicos de Alemania, vuelve a estar de actualidad. ¿El motivo? Es ahora cuando se ha hecho público el testamento que el padre de Beatriz de Holanda modificó tan solo seis días antes de su muerte. Este documento ha generado una gran expectación ya que en él, según ha mostrado De Telegraaf, queda reflejado que Hélène Grinda, con la que mantuvo una relación extramatrimonial, ha sido la gran beneficiada. Además, en una carta encontrada en un sobre cerrado depositado en su caja fuerte reconocería que junto a sus amantes fue padre de Alicia y Alexia, esta última junto a una francesa.
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A pesar de que tras la muerte del príncipe Bernardo su dinero y sus bienes fueron repartidos según dicta la ley de los Países Bajos, ha llamado la atención no solo cómo quiso dividir sus recuerdos más personales y los curiosos objetos con los que quiso que sus seres queridos le recordaran para siempre, sino también la norma que elaboró. El abuelo de Guillermo de Holanda dijo que todos los que recibieran una parte del testamento debían estar de acuerdo con el conjunto y si no lo estaban su herencia se eliminaría de manera automática.
Para Hélène Grinda, madre de Alicia, dispuso medallas y collares de gran valor mientras que a su mujer tan solo le dejó unos anillos, unas figuras animales de cristal y un tapiz. Para su hija Irene, la segunda de las cuatro hijas que tuvo con la reina Juliana, dejó unas botellas de vino y champán y unas cintas de música mientras que Cristina, la menor, ha heredado de él una silla española, una lámpara de aceite y una pitillera plateada. Además, como recuerdo suyo, quiso que su nieto, el marido de Máxima de Holanda, recibiera un elefante en el que cada jueves tenía que depositar una rosa fresca.
Sus pertenencias no solo quiso que fuesen a parar a la Casa de Orange y a otros familiares, sino también a algunos miembros de servicio que trabajaron con él a lo largo de los 93 años que vivió. Con su secretaria, Kokkie Gilles, fue muy espléndido ya que dejó una generosa pensión, un automóvil y se le permitió vivir en su casa hasta que falleciese (murió solo dos años después que el príncipe Bernardo Leopoldo Federico de Lippe-Biesterfeld, como se llama en realidad). También para su conductor, Hans Bolten, dejó algo de dinero.
Su enfermedad y fallecimiento
Bernardo de los Países Bajos, que era alemán, falleció el 1 de diciembre de 2004 en el Centro Médico Universitario de Utrecht a causa de un cáncer terminal que le fue diagnosticado poco tiempo antes. En el comunicado que la Casa Real holandesa emitió para confirmar el triste desenlace contaban que a su llegada al hospital, el bisabuelo de las princesas Amalia, Alexia y Arianne pidió a los doctores que no tomaran ninguna medida médica adicional y que "sus deseos fueron respetados". Posteriormente fue enterrado con honores militares en la Cripta real de la iglesia Nieuwe Kerk.
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