La nueva normalidad va llegando a Palacio. Los Reyes están retomando sus agendas y cada vez salen más para participar en actos de la nueva normalidad. Sin embargo, los viajes internacionales todavía quedan lejos y por eso las videoconferencias siguen siendo la mejor opción para los compromisos en el extranjero. Máxima de Holanda ha participado en una acto de alto nivel, en calidad de asesora especial del secretario general de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo, del G7 en el que ha dado un discurso de manera telemática que nos ha permitido descubrir otro rincón de su espectacular despacho.
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En otras videoconferencias, la reina de los Países Bajos ha realizado los contactos sobre su escritorio pero en esta ocasión ha preferido trasladar su tableta a la mesa redonda de reuniones, dentro del mismo espacio. Una espectacular pieza con un elaborado trabajo de marquetería que seguro que usa en su día a día para los encuentros con sus colaboradores. Máxima se ha sentado en una de las sillas, también de estilo clásico y con tapicería azul.
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Aunque este nuevo rincón del despacho de la mujer de Guillermo de Holanda tiene muebles y porcelana atemporal, contrasta con el vistoso papel pintado de su paredes y una lámpara, en forma de palmera dorada, que hay sobre a una de las mesas auxiliares. En la mesa principal, un original jarrón con flores blancas y en una de las paredes algunas vitrinas con libros objetos y recuerdos familiares.
© GtresonlineEste espacio de trabajo lo ha estrenado Máxima a lo largo de este año y se encuentra en el Palacio de Huis ten Bosch, que sufrió una profunda reforma para adecuarlo como residencia de los Reyes y sus hijas. El gusto de la Reina por la decoración queda patente en su despacho al que no le falta ni un detalle y plasma a la perfección las preferencas de su inquilina que son de lo más variadas.
© GtresonlinePoner a punto este palacio supuso un coste de 63 millones de euros, frente a los 33 que se plantearon inicialmente. Antes de mudarse, la Familia Real vivió durante más de quince años en Villa Eikenhorst, en la localidad de Wassenaar, a unos seis kilómetros de la nueva vivienda.
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