La pandemia del coronavirus ha confinado en sus casas a la población que ha dejado desiertas las ciudades de todo el planeta y arrojando unas imágenes insólitas. También las Casas Reales han seguido las recomendaciones sanitarias y los Reyes y sus familias están recluidos en Palacio. Las audiencias, reuniones y visitas se han sustituido por videoconferencias y toda la agenda institucional gira en torno a evitar nuevos contagios, a cómo está afectando el COViD-19 y sus consecuencias. Así, hemos podido ver a los reyes Felipe y Letizia usando la tecnología para hablar con hospitales, con colectivos vulnerables y con diversos tipos de organizaciones desde sus respectivos despachos o a Isabel II haciendo su encuentro semanal con el primer ministro por teléfono. Sin embargo, Guillermo y Máxima de Holanda sigue saliendo de Palacio para conocer sobre el terreno el alcance del brote en su país ya que en los Países Bajos las medidas de confinamiento no son tan estrictas como en el resto de Europa. Eso sí, siempre manteniendo el pertinente distanciamiento social.
El 10 de marzo, cuando en muchos países se optó por confinar a la población, los Reyes holandeses emprendieron un viaje de Estado de dos días por Indonesia que no cancelaron y que no estuvo exento de polémica ya que en el último día de su gira tuvieron contacto con dos ministros locales que estuvieron en cuarentena por riesgo de haber sido infectados. Pese a ello, el soberano de los Países Bajos y su mujer han seguido saliendo del Palacio Huis ten Bosch.
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En las últimas semanas el rey Guillermo ha dirigido un discurso a la nación, ha sido testigo presencial de la toma de posesión de MJ van Rijn como ministro de Sanidad de forma temporal, ha visitado el municipio de Tilburgo, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el hospital Isala en Zwolle o el Ministerio de Sanidad. Por su parte, la reina Máxima se ha desplazado a una guardería, ha conocido la labor de Cruz Roja durante la crisis sanitaria acudiendo a su sede de Loenen, ha estado en la empresa de transporte Pieter Smit en Nieuw-Vennep y ha visitado un hotel y una empresa de catering de Amsterdam para mostrar su apoyo al sector de la hostelería.
A pesar de no llevar mascarilla ni guantes en estos ecnuentros, los Reyes han guardado las distancias de seguridad y no se han saludado ni con apretones de manos ni con dos besos con sus interlocutores.
De esta manera, los Orange-Nassau se desmarcan del resto de monarquías que han extremado al máximo las precauciones y las salidas. Al poco de conocer el estallido en Reino Unido, Isabel II era llevada al Castillo de Windsor. Al igual que Carlos Gustavo y Silvia de Suecia que dejaron Estocolmo para refugiarse en el castillo de Stenhammar, a hora y media por carretera de la capital del país. En España, desde que el Gobierno decretó el estado de alarma, Felipe VI solo ha salido de la Zarzuela para visitar el hospital de emergencia madrileño de Ifema y la sede del Mando de Operaciones,ubicada en la base de Retamares de Pozuelo de Alarcón. En ambos desplazamientos acudió con mascarilla y guantes. Felipe VI sí que se ha reunido en su despacho con varios ministros para conocer de primer mano la situación de España frente al coronavirus. Paralelamente, doña Letizia no ha tenido ninguna actividad pública fuera de Palacio.
El resto de monarquías han tirado de la tecnología para seguir interesándose por la pandemia. Así hemos podido ver las estancias más privadas de Isabel II, el despacho de la duquesa de Cornualles y el lugar de trabajo de los duques de Cambridge en su casa de campo de Anmer Hall. Fderico y Mary de Dinamarca, en compañía de sus hijos han relatado cómo están viviendo la cuarentena y qué es lo que más echan de menos de estar encerrados. Enrique y María Teresa de Luxemburgo nos han dejado entrar en sus dependencias más privadas desde donde han querido seguir alentado a sus compatriotas, al igual que Harald y Sonia de Noruega que, termo en mano, dirigieron un cálido mensaje a su pueblo.