Máxima de Holanda cumple hoy cuarenta y siete años, pero sin acuse de recibo del paso del tiempo: con la misma sonrisa y con la misma pasión de siempre. Ha dejado constancia de que no pesan los años, sino la agenda de compromisos a lo largo una frenética semana de actividad oficial: en el almuerzo en honor al Presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, y la Primera Dama, Elke Budenbender, en el Palacio de Noordeinde; en la inauguración del centro Social Label Lab para la integración laboral de personas con diversos grados de discapacidad en la elaboración de artículos de importantes marcas de moda; en la entrega de los premios Four Freedom, y anoche en la gala en favor de la lucha contra el Sida en Ámsterdan.
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A falta de actos oficiales hoy, el concierto benéfico contra el sida Red Ribbon de ayer se convertía en la cita distinguida por la reina Máxima para celebrar su cumpleaños con los holandeses. Marcó de rojo la ocasión en un guiño a la causa, que no podía ser más oportuno en la víspera de su gran día. La soberana, máxima en el vestir, hizo como de costumbre un derroche de elegancia con un jumpsuit asimétrico de Valentino, una de sus firmas preferidas y la que tuvo el gran honor de vestirla de novia.
Parecía un estreno, pero ya causó sensación en 2015 con este conjunto por el que tampoco pasa la moda y que está provisto de todos esos elementos que caracterizan un atuendo imponente: lazada al cuello, manga boca de sino de un lado, hombro al aire de otro y pantalón tipo palazzo. Como aquella primera vez, también ayer apostó todo al rojo en los complementos con una cartera de mano de raso y unas sandalias de Miu Miu con lazo, adorno que ha reconvertido en tendencia en su zapatero de esta temporada. Y dio aún más brillo a la velada con sus espectaculares pendientes en forma de rosetas, de brillantes y rubíes.
A las apariciones de la reina Máxima no les falta detalle: ni joyas ni lazos ni chales ni bolsos... ni la rutilante y siempre amable sonrisa de la soberana que realza cualquier acto oficial. Más la de anoche que, a tantas razones, sumaba el entusiasta encuentro con su cuñada Mabel, viuda del príncipe Friso, el recordado hermano del rey Guillermo Alejandro. Tampoco ella, que está muy comprometida con las causas humanitarias, quería perderse este preludio a la conferencia Aids2018, la más importante en el mundo dedicada a esta enfermedad y que este próximo verano tendrá lugar en la capital holandesa. Con besos, abrazos y felicitaciones acababa una larga jornada para la reina Máxima que comenzó por la mañana en Middelburg con su cumpleaños en el horizonte.