Tiara, pendientes, collar, broche en el cinturón, condecoraciones, unas cuantas pulseras, algunos anillos y encaje, mucho encaje. ¿Es posible? Para Máxima de Holanda sí. La Reina de los Países Bajos han desembarcado en Portugal y lo ha hecho al más puro "estilo máxima”, demostrando que para ella menos nunca es más.
Los Reyes de Holanda –que se encuentran en Portugal en viaje de Estado del 10 al 12 de octubre- fueron recibidos por el Presidente de la República portuguesa, Marcelo de Rebelo Sousa, este martes en Lisboa. Un primer día que terminó con un banquete de Estado en el Palacio Nacional de Ajuda para el que Máxima no estrenó vestido pero casi, ya que era la primera vez que la Reina lucía en un acto oficial este vestido color esmeralda de Jan Taminiau, el diseñador que la vistió el día que se convirtió en Reina.
El diseñador holandés ha firmado alguno de los vestidos más alabados de Máxima, entre ellos el vestido con capa “azul Klein” que está en la mente de todos y con el que la Reina estuvo al nivel de la capa de armiño que llevaba su marido en el momento en que era coronado nuevo Rey de Holanda. Según la prensa holandesa, la Reina estrenó este diseño para la gran boda griega de los multimillonarios Filipos Lemós y Mariana Goulandrís, un enlace al que también acudió la reina Sofía y muchos miembros de la Familia Real Griega.
A tono con la bandera de Portugal, Máxima de Holanda sacó de su joyero real el espectacular conjunto de esmeraldas compuesto por tiara, collar, broche, pulsera y anillo, que fue regalo de la reina Emma a su hija, la reina Guillermina, en 1899, y que es desmontable, por lo que en ocasiones ha lucido la diadema rematada con perlas o ha modificado el collar añadiendo piedras o quitando el broche. Todo ello con las condecoraciones que la República de Portugal le había otorgado esa misma mañana.
Aunque los Reyes aterrizaron el 9 de octubre fue durante la mañana del martes cuando fueron recibidos por Rebelo de Sousa con honores en el Monasterio de los Jerónimos de Belén. Una primera jornada de viaje que terminaría con el banquete de Estado.
Tras la Apertura del Parlamento el pasado septiembre, Máxima de Holanda ha afrontado una agenda al más alto nivel, con viaje a Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas y este primer Viaje de Estado del nuevo curso político. La Reina, que el pasado agosto afrontó la muerte de su padre, sorprendió recientemente al compartir nuevos y atrevidos retratos oficiales que no dejaron indiferente a nadie.
Tras el recibimiento y la reunión con el Presidente, Guillermo y Máxima se encontraron con el alcalde de la ciudad, Fernando Medina, y pudieron recorrer los barrios más antiguos de Lisboa –Mouraria e Intendente- de la forma tradicional: en tranvía.
Guillermo y Máxima de Holanda disfrutaron del espectacular Monasterio de los Jerónimos, ubicado en el barrio de Belén. Allí se hallan las tumbas del navegador Vasco da Gama y del poeta y héroe nacional Luís de Camões, en donde los soberanos depositaron una corona de flores.
El segundo día de viaje de Estado comenzó para los soberanos holandeses con una visita al Centro Champalimaud, un instituto dedicado a la investigación biomédica con una clínica para el tratamiento de pacientes con cáncer. Guillermo y Máxima han recorrido los laboratorios y también el llamativo jardín tropical cubierto que ha sido diseñado para transmitir sensaciones de tranquilidad, paz y bienestar para el uso de pacientes que desean recibir tratamiento allí.
Máxima de Holanda ha vestido la mañana del miércoles en portugal con un diseño romántico de encaje firmado por Elie Saab que ha llevado en varias ocasiones y que fue el elegido por Victoria de Suecia para el bautizo de su sobrino, Alexander de Suecia.