'Este es el momento en el que aparece la bella ayudante'... y apareció Máxima de Holanda
Todo lo bueno se acaba. También el exótico viaje oficial a Nueva Zelanda de Guillermo y Máxima de Holanda ha terminado. Tres días de visita en los que los Reyes han tenido oportunidad de reunirse con maoríes, con holandeses e incluso con kiwis, esas aves del tamaño de una gallina que habitan por allí. Vuelven a casa y con su marcha el país oceánico pierde parte del colorido, de la intensidad y del brillo de las últimas jornadas, pero dejan grandes momentos, bellas instantáneas y el mejor humor tras su estancia.
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Pluma, pico, pata
El rey Guillermo acarició la cabecita, la reina Máxima puso una mano sobre el plumaje y tocó las patas durante su saludo a la gran bola de plumas marrones y largo pico que les recibió en Christchurch con los mejores modales: ni picotazos, ni arañazos, ni alborotos. El kiwi fue el anfitrión de la pareja real en representación de todos sus compañeros que viven con él en la Reserva Natural de Willowbank, donde esta especie en peligro de Nueva Zelanda tiene un programa de cría extensa.
Un tranvía llamado glamour
La prensa holandesa ha subrayado durante esta visita la gran elegancia de la reina Máxima, comparando su estilo al de Jackie Kennedy. Para dirigirse a la reserva de animales se subió en un tranvía, que de llamarse de alguna manera sería Glamour, con un abrigo amarillo que combinó con todo un muestrario de complementos nude: guantes, pequeño bolso de mano, zapatos y pendientes. También hacía conjunto su vestido y hasta la corbata de su marido. Pure charme
El placer es nuestro
Máxima de Holanda acompañó a su marido a la sede de Nghai Tahus, la mayor tribu maorí de la Isla Sur, para descubrir su cultura y sus actividades económicas. La Reina disfrutó especialmente de este encuentro, del recibimiento musical que fue saludado por la soberana con grandes aplausos y una gran sonrisa y del almuerzo típicamente maorí, compuesto de diferentes tipos de carne asada. El placer fue mutuo. Los representantes de la comunidad maorí se mostraron entusiasmados con los Reyes holandeses y afirmaron a los medios de comunicación que les había sorprendido gratamente no solo la simpatía de ambos, sino también su conocimiento sobre la cultura e historia de este pueblo.
‘Este momento es en el que aparece la bella ayudante’
...Y apareció Máxima de Holanda. La última anécdota del viaje oficial a Nueva Zelanda tuvo como protagonista a la Reina que se convirtió en una bella ayudante para socorrer a su marido en un brindis. Durante su intervención, en un almuerzo de negocios que reunía a los participantes de la misión económica holandesa que acompañaban a la pareja real y a los representantes de empresas de Nueva Zelanda, el rey Guillermo Alejandro echó en falta una copa para brindar: “Este es el momento en que aparece la bella ayudante”. El público se rió, y el maestro de ceremonias hizo un movimiento para proporcionar una bebida. Demasiado tarde. Máxima de Holanda ya se había levantado de la mesa para entregarle su copa de vino. “¿Qué haría sin una bella ayudante?”, dijo entre risas a continuación el Rey. Qué haríamos todos.