Máxima de Holanda y su hija, la princesa Amalia, protagonistas del posado de verano tras su accidentada semana
Un año más, los Reyes de Holanda han posado en compañía de sus tres hijas, las princesas Amalia, Alexia y Ariane, para dar la bienvenida al verano. Pese a que las circunstancias no parecían acompañar al evento -la reina Máxima se recupera de una conmoción cerebral y la princesa Amalia de un esguince de tobillo que le ha hecho aparecer con muleta y con el pie derecho vendado- los Orange han posado muy sonrientes en el jardín trasero de su casa, la finca De Horsten, en la localidad de Wassenaar.
Como es lógico, todos los medios presentes en el posado han querido conocer el estado tanto de la Reina como de la Heredera. En el caso de la princesa Amalia ha sido el rey Guillermo Alejandro el que se ha apresurado a quitar hierro al asunto. "No es más que una chica que se ha torcido el tobillo", ha afirmado el Soberano riendo. Además, ha comentado que, pese a estos contratiempos de última hora, tanto la Reina como él mismo están contentos con el balance del curso, especialmente en lo que respecta a la educación de las Princesas, una vez que las tres han obtenido muy buenas notas. Los Reyes han anunciado que el próximo curso la Heredera comenzará a estudiar chino.
La princesa Amalia se ha mostrado muy tranquila durante toda la sesión e incluso ha pedido a sus dos hermanas que facilitaran el trabajo de los fotógrafos posando sonrientes y sin moverse. El Rey ha afirmado que las Princesas habían seleccionado ellas mismas el atuendo para el posado y que estaba contento con la elección.
En cuanto a la caída que la reina Máxima sufrió el pasado viernes y que le ocasionó una conmoción cerebral de carácter leve, la Soberana ha afirmado que se encuentra mejor, aunque aún siente mareos y dolores de cabeza, por lo que el descanso es totalmente necesario. El Rey se ha mostrado categórico a este respecto: "Todos saben la enorme energía que tiene mi esposa, pero en esta ocasión me encargaré personalmente de que guarde reposo".
Sobre las circunstancias, el lugar exacto o la hora a la que se produjo el percance, Palacio no quiso ofrecer ninguna información, limitándose a señalar que la Reina sufrió "una caída en Wassenaar", el lugar de residencia oficial de la familia real de Holanda. Los medios de comunicación del país han estado especulando acerca del lugar donde se habría producido el accidente: en el domicilio de los soberanos, la finca De Horsten, o en la vía pública, ya que no es raro que se desplace a Wassenaar para hacer sus compras, a veces en compañía de sus hijas. Pese a la caída, la Reina participó el pasado lunes, con total normalidad, en la recepción oficial al presidente griego Prokopis Pavlopoulos, acontecida en el Palacio Noordeiende de La Haya.
No es la primera vez que la Reina acapara titulares por asuntos relaciones con su salud. En octubre del año pasado, fue diagnosticada de una nefritis mientras se encontraba en Pekín, en el marco de una visita de Estado a China. En esta ocasión la soberana tuvo que suspender algunas actividades por tener fiebre muy elevada aunque pudo asistir a la cena de gala que tuvo lugar en el Palacio Presidencial. Sin embargo, su delicado estado le obligó a suspender el viaje y volver a Holanda, donde permaneció ingresada tres días en el Hospital Bronovo de La Haya.