Los ángeles de Máxima de Holanda reaparecen en Lech
Los ángeles de Máxima de Holanda tocan el cielo estos días con la punta de sus bastones de esquí. Tras su puntual posado de Navidad, Amalia, Alexia y Ariane de Holanda han reaparecido en Lech, en las altas cumbres nevadas de los Alpes austriacos, para poder practicar como es tradición por estas fechas, junto a los Reyes y la casi totalidad de los miembros de la Familia Real holandesa, el deporte blanco, la gran pasión de los Orange.
La primera en llegar a tierras austriacas fue la princesa Beatriz hace aproximadamente una semana. Después fue el turno de la princesa Mabel, viuda del príncipe Friso, con sus dos hijas, las condesas Luana y Zaira, de 10 y 9 años de edad respectivamente. Madre e hijas adelantaron su viaje para hacerlo coincidir con sus vacaciones de invierno que, en el Reino Unido, donde residen, comenzaron la semana pasada. No obstante la princesa Mabel no ha estado presente en el posado familiar, al estar ya de regreso a la capital británica.
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Este fin de semana, concretamente el sábado pasado, fueron los Reyes y sus tres hijas, las princesas Amalia, de 12 años de edad, Alexia, de 10, y Ariane, de 8, así como de los príncipes Constantino y Laurentien, con sus hijos, los condes Eloísa, de 13 años, Nicolás, de 11 años, y Leonor, de 9 años, los que cogieron los bastones. El hermano del Rey tuvo que ausentarse de la tradicional cita familiar con la nieve en alguna ocasión durante los últimos años debido a que residía en Bruselas y las vacaciones escolares en Bélgica no coincidían con la de los Países Bajos. Después de mudarse a La Haya el año pasado, su presencia y la de los suyos parece garantizada a partir de ahora.
Todos los miembros de la Familia Real holandesa posaron muy sonrientes esta mañana ante la prensa congregada en la pista de esquí, en un día de mucho sol y excelente nieve. Los más pequeños se comportaron de manera impecable durante todo el posado. Este año no ha habido posibilidad de captar las imágenes de las Princesas lanzando bolas de nieve a los fotógrafos, lo que mereció la reprimenda de sus padres en años anteriores, si bien no nos han privado de sus descensos vertiginosos con derrapes de esquíes, sus largas melenas rubias al viento y sus risas principescas que tanto se parecen a las de Máxima de Holanda. Tras la sesión de fotos, la Reina se mostró especialmente cariñosa con sus hijas, a las que besó antes de dejarlas volar junto a su institutriz