Leonor va a cambiar su internado de Gales (Reino Unido) por la Academia General Militar de Zaragoza, un centro centenario fundado en 1882 durante el reinado de su antepasado Alfonso XII, tatarabuelo de don Felipe, y por el que pasaron su padre y su abuelo, cadetes ilustres, que presume de haber formado a más de 29.000 oficiales del Ejército de Tierra, Guardia Civil y Cuerpos Comunes. Una de las alumnas de la nueva promoción es la princesa de Asturias quien en un futuro, cuando se convierta en Reina, le corresponderá el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
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Junto a este espíritu, destaca entre las tradiciones de la Academia el llamado Decálogo del Cadete, un código de diez artículos, que marcarán el proceder del militar a lo largo de su carrera y que es una especie de juramento hipocrático. El primer artículo de esta norma hace alusión a “tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida”, el quinto dice; “no murmurar ni tolerarlo”, el punto octavo hace referencia a “sentir un noble compañerismo, sacrificándose por el camarada y alegrándose de sus éxitos, premios y progresos” y el último, “ser valeroso y abnegado”.
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Con el paso de las décadas, La General, como se la conoce popularmente, ha sido un lugar de referencia en la enseñanza militar buscando el equilibrio en la formación científica, humanística, táctica, física y moral de sus alumnos.
Los estudiantes de la Academia se encuadran en la Agrupación de Cadetes que está constituida por tres batallones, bajo el mando de los respectivos tenientes coroneles. Estos batallones están formados por compañías, al mando de un comandante profesor. Las compañías, a su vez, están formadas por secciones orgánicas. Una organización básica a efectos de instrucción y adiestramiento, así como formaciones en actos y ceremonias.
Los alumnos viven en régimen de internado en camaretas, dormitorios colectivos con capacidad para dos, cuatro o doce alumnos con espacio y mobiliario para sus enseres y espacios de estudios. Todos ellos deben llevar el uniforme reglamentario como reflejo externo de la pertenencia a un colectivo y los caballeros y damas cadetes deben portarlo con propiedad y corrección con sus correspondientes emblemas, divisas, distintivos y recompensas.
En las tres épocas de vida que la Academia Militar de Zaragoza ha tenido en estos 141 años de existencia han sido mucaos las instalaciones que se han ido agregando siendo una de las principales el edificio Franco, inaugurado en 1930 de estilo neomudéjar aragonés y cuyo proyecto corrió a cargo de varios ingenieros militares. Esta edificación figura en el catálogo de construcciones de interés histórico del Ayuntamiento de Zaragoza. A partir de los años 70 del siglo XX al edificio original se le añadieron otros contemporáneos siendo la ampliación de 1978, con dos nuevos bloques de dormitorios y aularios, la más importante.