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Este miércoles ha sido quizá la jornada en la que más ampliamente hemos podido ser testigos de las entregas de esos detalles, que no solo han recibido los Reyes, sino también las autoridades locales. Nada más llegar al Templete, construcción designada Patrimonio de la Humanidad y erigida en el enclave donde se cree que nació la ciudad, don Felipe recibía el primero de los obsequios: el bastón de mando, un detalle que le entregaron como símbolo de respeto y de hospitalidad por parte de los cubanos

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Al cruzar la plaza de Armas del Palacio de los Capitanes Generales, Felipe VI y su esposa desenrollaron el detalle que traían desde España y que colgaba de la fachada del edificio: un repostero -paño cuadrado similar a un tapiz- realizado especialmente para la ocasión por la Real Fábrica de Tapices. En el centro del mismo aparece el escudo de La Habana

3/3 © Casa de Su Majestad el Rey

El intercambio de regalos no terminaba ahí. Aún faltaba que los Reyes agasajaran al historiador de la ciudad, Eusebio Leal, con la Gran Cruz de Carlos III. Un reconocimiento con el que se reconoce a aquellas personas que se hayan destacado por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona. Es, de hecho, la más distinguida condecoración civil que se concede en nuestro país

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