Este año la semana grande del Principado de Asturias se convertirá también en la semana grande de su Princesa. La princesa Leonor (31 de octubre de 2005) asistirá por primera vez este 18 de octubre la ceremonia de entrega de los premios que llevan su título, los Premios Princesa de Asturias. Debutará en el Teatro Campoamor de Oviedo a la misma edad que su padre, cuando en 1981 pronunció su primer discurso en este mismo acto. No será el único compromiso en la agenda oficial de la Princesa durante su estancia en Asturias junto a los Reyes y la infanta Sofía, ya que en la víspera a los premios asistirá al XXVIII Concierto Premios Princesa de Asturias en el Auditorio Príncipe Felipe y al día siguiente de los mismos visitará Asiegu, el Pueblo Ejemplar de Asturias de 2019. La cita marcará un antes y un después. La expectación es máxima en una semana con seis actos y dos discursos, pero la Heredera no arranca de cero.
Los Reyes han procurado que la princesa Leonor, igual que la infanta Sofía, tuviera una infancia lo más normal posible, con una presencia oficial pequeña, pero creciente. Hoy es una alumna sobresaliente de tercero de la ESO del colegio de Nuestra Señora de los Rosales, que habla inglés, estudia francés y se adentra en el árabe, además de las lenguas cooficiales de España.
La princesa Leonor, estudiosa, responsable, obediente..., seguirá las directrices marcadas por sus padres, de la misma manera que, con seguridad, disciplina y enorme sentido del deber, asume ya su misión como Princesa de Asturias.
- La divertida revancha de Leonor al 'robar' un jersey de la infanta Sofía
A Leonor, la joven, le encantan los animales y vive rodeada de perros. Toca el violonchelo, el instrumento preferido de la reina Sofía, gran melómana, y es una entusiasta del deporte, del tenis, la hípica y, como el Rey, del esquí. Ávida lectora, como la Reina, se la puede encontrar en sus fines de semana en el teatro, en el museo o en el cine.
Leonor, la Princesa, es la más pequeña del club de las futuras Reinas de Europa -Elisabeth de Bélgica, Amalia de Holanda e Ingrid de Noruega- y será por tanto la última en ponerse una tiara, pero ha asumido y va a asumir, en los próximos meses, más responsabilidades como Heredera que ninguna otra futura Reina.
Acto a acto hemos ido descubriendo en Leonor de Borbón a la Princesa prometida, que los medios de comunicación reclamaban un año tras otro. El debut oficial se dilataba y la espera se antojaba eterna para los más impacientes, que apuntaban que su padre, el Rey, le llevaba en su momento algún compromiso de ventaja o que las otras princesas le llevaban la delantera a su edad. Pero el año pasado llegó al fin el momento de la verdad para la princesa Leonor y desde entonces se han precipitado varias primeras veces oficiales, convirtiéndose en la alumna aventajada de la escuela de las futuras Reinas.
La introducción en la vida oficial se produjo en el coronado 2018 con la solemne ceremonia de imposición de la insignia del Toisón de oro, la más alta distinción de la Corona, que le había sido concedida por el Rey en su décimo cumpleaños. “Hoy, Leonor, das un paso simbólico y muy significativo para tu preparación y tu futuro en ese camino que comenzó el 19 de junio de 2014, cuando, siguiendo con la previsión constitucional, fuiste llamada a asumir la dignidad de Princesa de Asturias y los demás títulos vinculados tradicionalmente al sucesor de la Corona de España”, le dijo aquel histórico día su padre, el Rey.
De todas las buenas ocasiones que 2018 brindó a la Princesa de Asturias para pronunciar sus primeras palabras oficiales, la ocasión perfecta llegó el histórico 31 de octubre, fecha del cumpleaños de Leonor de Borbón, futura Reina de España, y del aniversario de la aprobación de la Constitución Española de 1978 por las Cortes Constituyentes. El día unía con lazos providenciales a la Heredera al trono español, que cumplía 13 años, y su Carta Magna, que cumplía 40; a Leonor y sus tablas, tal y como el Rey le había advertido: “Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola”.
También el año pasado debutó como Princesa de Asturias en su primer acto oficial en el Principado con ocasión del centenario de la coronación de la Virgen de Covadonga, del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y del decimotercero de los orígenes del Reino de Asturias. No faltó aquel 8 de septiembre en el apretado programa de actos, junto al encuentro con la Santina, la misa en la basílica de Santa María la Real, la ofrenda floral a la estatua del rey Pelayo y la visita al Museo de Covadonga, el abrazo de la Princesa de Asturias con su gente. Esta semana los asturianos volverán a salir al encuentro de su Princesa.
A lo largo de los siglos, las mujeres que han empuñado cetros han sido contadas, pero en el siglo XXI serán las hijas de los Reyes las que llevarán las riendas del reino. La ahora Princesa de Asturias ceñirá la corona en el viejo continente al tiempo que Elisabeth de los belgas, Amalia de Holanda e Ingrid de Noruega. Christian de Dinamarca, Guillermo o George de Inglaterra y Guillermo de Luxemburgo serán los soberanos varones en la Europa más rosa.
Elisabeth de los belgas (25 de octubre de 2001) ha abierto camino a las demás princesas del club de futuras Reinas en sus responsabilidades oficiales. Les lleva años y también compromisos de ventaja. La princesa Elisabeth empezó dando sus primeros pasos oficiales a muy tierna edad acompañando a su madre, hoy la reina Matilde, a algunos de sus compromisos.
La primera prueba de fuego como Heredera fue a la edad de doce. Varios años antes de que las otras princesas se vieran en la misma tesitura, pronunció su primer discurso en la ceremonia de recuerdo de la Primera Guerra Mundial en la provincia de Flandes Occidental en los tres idiomas del reino, el flamenco, el francés y el alemán, lenguas que domina junto al inglés. Ha sido también la primera en dejar atrás su hogar —el palacio de Laeken—, para estudiar en el Atlantic College, de Gales, y la primera en realizar su primer viaje humanitario a África junto a su madre.
La princesa Elisabeth cumplirá dieciocho años el próximo mes de octubre, pero ha renunciado a la dotación que le correspondería como Heredera al Trono —920.000 euros anuales— para seguir estudiando, lo que no significa que deje de seguir formándose como Princesa de los belgas. La hija mayor de los reyes Felipe y Matilde avanza como Heredera e igual que sus homólogas, la princesa Leonor, Amalia de Holanda o Ingrid Alexandra de Noruega, ha apretado la marcha de su andadura institucional en el último año.
Elisabeth de los belgas practica danza, ciclismo, tenis, esquí, vela y submarinismo; toca el piano y adora cocinar, pero nada disfruta más que compartir su tiempo con sus hermanos pequeños, con los que en toda aparición se muestra muy cariñosa y protectora.
Amalia de Holanda (7 de diciembre de 2003) avanza firme en su papel de Heredera al trono. La imagen de la joven con sus primeros tacones en el Día del Rey de este año, la fiesta del cumpleaños del soberano junto a su familia, ya ilustraba que la hija mayor de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima pisa fuerte y que se encuentra cada vez más cómoda en su condición de Princesa. Aquel día, además de participar con sus hermanas, las princesas Alexia y Ariane, en diversas actividades festivas y selfies con los holandeses como gusta a los Orange todos los años, dio otro paso más hacia delante y concedió su primera entrevista a RTL news: “A veces, me parece casi irreal que esta sea mi vida, pero la verdad es que me gusta mucho”.
Aunque no tiene prisa de vivir esa vida irreal y por el momento, probablemente aleccionada por su padre, maestro y guía, intentará mantener una vida lo más normal posible como hasta ahora, entre sus clases y hockey, judo, hípica, ballet, canto y violín, llegado el momento probablemente comparta destino académico con Elisabeth de los belgas en Atlantic College, de Gales, el exclusivo centro donde estudió en su día el Rey de Holanda. También tendrá que decidir, en 2021, a los dieciocho años, si desde ese mismo momento formará parte del Consejo de Estado, recibiendo una asignación estatal, o si continuará con su preparación.
Amalia, la joven va a la escuela cristiana de La Haya Sorghvliet en bicicleta, se arranca por sevillanas en la Feria de Abril o debuta como coautora de un musical, El monasterio de Navidad, que se estrenará en el Teatro Real de La Haya, en su apasionante viaje hacia el autoconocimiento.
Amalia, la Princesa recorrerá su camino al trono paso a paso, meta a meta. Despacio, pero segura: ya ha superado en popularidad a Beatriz de Holanda, antigua soberana.
Ingrid de Noruega (21 de enero de 2004) ha dado un paso hacia delante como heredera del Heredero con una agenda oficial más voluminosa de lo acostumbrado a raíz del anuncio de la enfermedad de la princesa Mette-Marit. La ahijada de Felipe VI concilia sus crecientes tareas oficiales con su formación académica en la escuela pública Uranienborg, donde terminará este año la secundaria.
Ingrid, la princesa, reside en el palacio de Skaugum. Celebró su confirmación el pasado 31 de agosto en la capilla del Castillo, en el palacio real, ya que, como heredera, debe abrazar la fe evangélica luterana. Reunió en la ceremonia a sus padrinos reales, Victoria de Suecia, Federico de Dinamarca y Felipe VI, y en su honor, por la noche, se celebró una fiesta en el palacio real de Oslo. En paralelo a la Princesa de Orange y con casi la misma edad —se llevan un mes y unos días de diferencia—, también deberá trazar en los próximos años un rumbo académico lejos de Noruega.
Ingrid, la joven, es una lectora voraz; una aficionada del kickboxing, del esquí y del surf como su padre; una enamorada de España igual que el resto de la Familia Real noruega, y una fan de la música soul y, en especial, de John Legend.
Las cuatro princesas tienen un futuro en común en la Europa más rosa, pero también una asignatura pendiente entre ellas: conocerse más. Amalia ha tratado desde niña a Elisabeth, además de compartir grandes momentos con Ingrid de Noruega, pero la princesa Leonor, al menos no de manera oficial, nunca ha coincidido con las princesas de su generación, ni siquiera con la ahijada del príncipe Felipe, Ingrid de Noruega.