En cuanto a las seis sillas, con tapicería de piel en color blanco, contribuyen a aportar al despacho aún más minimalismo, modernidad y elegancia. Pocos detalles, pues, en esta estancia del Palacio de la Zarzuela, salvo uno más que a priori puede pasar desapercibido: un bonito y colorido florero con flores situado en la esquina frente al luminoso ventanal y que termina por aportar el toque de alegría y distinción a una sala sobria y con pocos adornos, a diferencia de otros rincones del Palacio de la Zarzuela a los que estamos ya más acostumbrados, como es el despacho del rey Felipe